El chocolate negro, ese placer adulto, intenso y con fama de saludable, vuelve a estar en el centro de la diana informativa. Sin embargo, recientes informaciones de la OCU han puesto sobre la mesa la presencia de un invitado no deseado en algunas tabletas: el cadmio, un metal pesado que, aunque presente de forma natural en el cacao, puede acumularse en el organismo con efectos potencialmente nocivos a largo plazo. La noticia ha generado, como es lógico, cierta inquietud entre los consumidores habituales de este manjar, que ahora se preguntan hasta qué punto su capricho favorito podría estar comprometiendo su salud.
Lejos de caer en alarmismos innecesarios, conviene analizar la situación con detenimiento y comprender qué significa realmente este hallazgo. El cadmio no es un aditivo añadido por la industria, sino un elemento que la propia planta del cacao absorbe del suelo en determinadas regiones productoras. La OCU, en su labor de vigilancia y protección de los intereses de los consumidores, ha realizado un estudio comparativo entre diversas marcas comerciales, identificando aquellas que presentan concentraciones más elevadas de este metal, aunque, es importante subrayarlo, dentro de los límites que marcará la futura legislación europea más restrictiva. Se abre así un debate sobre la calidad, la seguridad y la transparencia en uno de los productos más apreciados del mercado.
1EL LADO MENOS DULCE DEL CACAO: ¿QUÉ ES EL CADMIO Y POR QUÉ PREOCUPA?

El cadmio no es un ingrediente que figure en la etiqueta de nuestro chocolate favorito, sino un metal pesado presente de forma natural en la corteza terrestre. Este elemento puede pasar al suelo y al agua a través de procesos geológicos naturales, pero también como resultado de actividades industriales y agrícolas, como el uso de ciertos fertilizantes fosfatados o la quema de combustibles fósiles. Las plantas, incluida la del cacao (Theobroma cacao) , absorben este metal del suelo donde crecen, y por eso puede encontrarse en los granos de cacao y, consecuentemente, en los productos derivados como el chocolate negro, especialmente en aquellos con mayor porcentaje de cacao.
La preocupación principal radica en que el cadmio es un metal tóxico acumulativo, lo que significa que el cuerpo humano tiene dificultades para eliminarlo y tiende a almacenarlo, principalmente en los riñones y el hígado, a lo largo del tiempo. Una exposición crónica a niveles elevados de cadmio , aunque no produzca efectos inmediatos evidentes, se ha asociado con problemas renales, desmineralización ósea e incluso un aumento del riesgo de ciertos tipos de cáncer, según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC). De ahí la importancia de monitorizar su presencia en los alimentos y establecer límites máximos para proteger la salud pública, una tarea en la que organizaciones como la OCU juegan un papel crucial.