Resulta curioso cómo algunos de los peligros más insospechados pueden esconderse a plena vista, agazapados en los rincones más familiares de nuestro hogar, como la cocina. Ese especiero repleto de aromas exóticos y familiares, fundamental para dar el toque maestro a nuestros platos, alberga un ingrediente que, aunque perfectamente legal y de uso común, encierra una potencia tóxica sorprendente si se consume en cantidades inadecuadas. Hablamos de la nuez moscada, esa especia cálida y fragante que muchos asociamos a la bechamel de las croquetas de la abuela o al ponche navideño, sin sospechar que una dosis excesiva puede tener consecuencias francamente graves, incluso letales.
La paradoja reside en su cotidianidad; la usamos con tanta despreocupación, añadiendo una pizca aquí y allá, que la idea de que pueda ser perjudicial resulta casi absurda. Sin embargo, la ciencia y algunos casos documentados a lo largo de la historia nos advierten sobre su lado oscuro, un potencial tóxico vinculado directamente a uno de sus componentes activos, la miristicina. Este compuesto, responsable en parte de su característico aroma, es también el causante de efectos psicoactivos y fisiológicos muy serios cuando se ingiere en cantidades que exceden con mucho el uso culinario habitual, transformando un simple condimento en un riesgo real para la salud que merece ser conocido y respetado.
4HISTORIAS REALES Y MITOS URBANOS: LA NUEZ MOSCADA EN EL PUNTO DE MIRA

A lo largo de la historia, la nuez moscada no solo ha sido valorada como especia, sino también temida y utilizada con otros fines menos ortodoxos. Existen registros antiguos que ya mencionaban sus propiedades embriagadoras o medicinales si se usaba en grandes cantidades, y durante siglos, su alto precio la mantuvo relativamente alejada del consumo masivo como sustancia psicoactiva. Sin embargo, con su popularización y abaratamiento, comenzaron a documentarse casos de intoxicaciones, tanto accidentales como voluntarias, especialmente a partir del siglo XIX y XX.
Ampliamente en foros y redes sociales, a menudo minimizando los riesgos o presentándola como una alternativa «natural» y legal a otras drogas. Es crucial discernir entre los mitos urbanos y la realidad científica: la intoxicación por miristicina es real, sus efectos son mayoritariamente desagradables y peligrosos, y no produce una euforia comparable a la de otras sustancias, sino más bien un estado confusional y físicamente debilitante. Este ingrediente ha sido protagonista de muchas leyendas. La percepción de este ingrediente varía mucho.