sábado, 19 abril 2025

El ingrediente ‘legal’ que tienes en tu especiero y puede ser letal si te pasas de esta dosis mínima

Resulta curioso cómo algunos de los peligros más insospechados pueden esconderse a plena vista, agazapados en los rincones más familiares de nuestro hogar, como la cocina. Ese especiero repleto de aromas exóticos y familiares, fundamental para dar el toque maestro a nuestros platos, alberga un ingrediente que, aunque perfectamente legal y de uso común, encierra una potencia tóxica sorprendente si se consume en cantidades inadecuadas. Hablamos de la nuez moscada, esa especia cálida y fragante que muchos asociamos a la bechamel de las croquetas de la abuela o al ponche navideño, sin sospechar que una dosis excesiva puede tener consecuencias francamente graves, incluso letales.

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La paradoja reside en su cotidianidad; la usamos con tanta despreocupación, añadiendo una pizca aquí y allá, que la idea de que pueda ser perjudicial resulta casi absurda. Sin embargo, la ciencia y algunos casos documentados a lo largo de la historia nos advierten sobre su lado oscuro, un potencial tóxico vinculado directamente a uno de sus componentes activos, la miristicina. Este compuesto, responsable en parte de su característico aroma, es también el causante de efectos psicoactivos y fisiológicos muy serios cuando se ingiere en cantidades que exceden con mucho el uso culinario habitual, transformando un simple condimento en un riesgo real para la salud que merece ser conocido y respetado.

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MIRISTICINA: EL COMPONENTE INVISIBLE CON PODERES INESPERADOS

Fuente: Freepik

El compuesto clave en la toxicidad de la nuez moscada es la miristicina, un fenilpropano presente de forma natural en la semilla. Aunque contribuye al perfil aromático de la especia, su principal relevancia desde el punto de vista toxicológico radica en sus efectos psicoactivos y fisiológicos cuando se ingiere en dosis elevadas. Actúa interfiriendo con neurotransmisores en el cerebro, pudiendo provocar un cuadro sintomático complejo y muy desagradable, que se aleja radicalmente de la experiencia placentera asociada a su uso culinario moderado y convierte a este habitual ingrediente en algo a manejar con cautela.

Los efectos de una intoxicación por miristicina pueden variar, pero suelen incluir síntomas gastrointestinales como náuseas y vómitos, sequedad de boca, mareos intensos y enrojecimiento facial. A nivel neurológico, lo más alarmante son las posibles alucinaciones visuales y auditivas, acompañadas de una sensación de ansiedad, agitación, desorientación e incluso pánico. Además, pueden presentarse efectos cardiovasculares preocupantes, como taquicardia y palpitaciones, dibujando un panorama clínico que requiere atención médica urgente y subraya la peligrosidad de este ingrediente si se abusa de él.

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