miércoles, 16 abril 2025

El ingrediente ‘legal’ que tienes en tu especiero y puede ser letal si te pasas de esta dosis mínima

Resulta curioso cómo algunos de los peligros más insospechados pueden esconderse a plena vista, agazapados en los rincones más familiares de nuestro hogar, como la cocina. Ese especiero repleto de aromas exóticos y familiares, fundamental para dar el toque maestro a nuestros platos, alberga un ingrediente que, aunque perfectamente legal y de uso común, encierra una potencia tóxica sorprendente si se consume en cantidades inadecuadas. Hablamos de la nuez moscada, esa especia cálida y fragante que muchos asociamos a la bechamel de las croquetas de la abuela o al ponche navideño, sin sospechar que una dosis excesiva puede tener consecuencias francamente graves, incluso letales.

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La paradoja reside en su cotidianidad; la usamos con tanta despreocupación, añadiendo una pizca aquí y allá, que la idea de que pueda ser perjudicial resulta casi absurda. Sin embargo, la ciencia y algunos casos documentados a lo largo de la historia nos advierten sobre su lado oscuro, un potencial tóxico vinculado directamente a uno de sus componentes activos, la miristicina. Este compuesto, responsable en parte de su característico aroma, es también el causante de efectos psicoactivos y fisiológicos muy serios cuando se ingiere en cantidades que exceden con mucho el uso culinario habitual, transformando un simple condimento en un riesgo real para la salud que merece ser conocido y respetado.

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EL AROMA FAMILIAR QUE ESCONDE UN SECRETO OSCURO

Fuente: Freepik

La nuez moscada, con su perfume dulce y penetrante, es un clásico indiscutible en la despensa española y mundial. Se ralla sobre purés de patata, se mezcla en masas de bizcochos y galletas, aporta un matiz inconfundible a cremas y salsas como la bechamel, y hasta corona bebidas calientes como el capuchino o el mencionado ponche. Su presencia es tan habitual que rara vez nos paramos a pensar en su origen o en su composición química, asumiéndola como un elemento benigno más de nuestro recetario tradicional, un toque de calidez que evoca hogar y celebraciones.

Pero detrás de esa fachada amable y aromática, la nuez moscada guarda una dualidad inesperada. Procede de la semilla del árbol Myristica fragrans, y su valor histórico fue tal que motivó guerras y exploraciones en busca de su control monopolístico. Hoy en día, accesible y económica, sigue siendo apreciada por sus cualidades organolépticas, sin que la mayoría de los consumidores sean conscientes de que este popular condimento contiene sustancias químicas, como la miristicina, que actúan sobre el sistema nervioso central si se consumen en exceso.

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