sábado, 19 abril 2025

Si tocas esta parte del coche, podrías acabar en la cárcel según la DGT

Todos queremos que nuestro coche funcione a la perfección, que sea seguro y, por qué no decirlo, que tenga ese toque personal que lo distinga del resto. Sin embargo, hay líneas que nunca se deben cruzar, modificaciones que van mucho más allá de lo estético o de una simple mejora de rendimiento; la DGT vigila de cerca ciertas manipulaciones consideradas especialmente graves, no solo por el riesgo que suponen para la seguridad vial, sino también por constituir fraudes que pueden acarrear consecuencias legales de enorme calado, incluyendo penas de prisión en los casos más flagrantes.

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La picaresca al volante es tan antigua como los propios automóviles, pero las autoridades de tráfico se han puesto cada vez más serias con aquellas alteraciones que buscan engañar a los sistemas de control del vehículo o a la propia administración. Hablamos de tocar elementos cruciales cuyo correcto funcionamiento es vital, no ya para pasar la ITV, sino para garantizar la seguridad de todos en la carretera, la protección del medio ambiente o la legalidad en sectores como el transporte profesional. Ignorar las advertencias y pensar que «no pasa nada» por manipular ciertas partes específicas del coche puede salir extraordinariamente caro, llevándonos de una simple multa administrativa a un proceso penal con consecuencias imprevisibles.

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EL TACÓGRAFO: EL GUARDIÁN MANIPULADO DEL TRANSPORTE PROFESIONAL

Fuente Freepik

El tacógrafo es un dispositivo esencial en el mundo del transporte por carretera, encargado de registrar los tiempos de conducción y descanso de los chóferes profesionales. Su correcto funcionamiento es vital para prevenir la fatiga al volante, una de las principales causas de siniestralidad en este sector; la DGT realiza inspecciones constantes en carretera para verificar que estos aparatos no han sido alterados, ya que su manipulación pone en riesgo no solo la vida del conductor, sino la de todos los usuarios de la vía. La presión por cumplir plazos o reducir costes lleva a algunos a buscar formas ilegales de falsear estos registros.

Las técnicas para manipular un tacógrafo son variadas y cada vez más sofisticadas, desde el uso de imanes hasta la instalación de software malicioso o el empleo de tarjetas de conductor ajenas. Sin embargo, las consecuencias de ser descubierto son severas: multas económicas muy cuantiosas, la inmovilización del vehículo, la pérdida de puntos del carné e incluso la suspensión de la autorización para transportar.

Pero la cosa puede ir a más, si la manipulación es sistemática y se considera un fraude continuado o está vinculada a un accidente grave, las autoridades pueden llevar el caso a la vía penal, enfrentándose el responsable a posibles penas de cárcel por delitos como falsedad en documento oficial o contra la seguridad de los trabajadores. La vigilancia de la DGT en este ámbito es especialmente intensa.

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