Unos buñuelos de viento recién hechos gritan «repostería tradicional española» mejor que cualquier otro plato. En Segovia, este dulce ha conquistado los corazones de generaciones, especialmente en días festivos como el Día de Todos los Santos o la Semana Santa. Ligeros, esponjosos, casi etéreos en textura y delicadamente dulces en sabor, estos buñuelos de viento son un bocado irresistible para acompañar un café o un postre especial en cualquier época del año.
Los buñuelos de viento en Segovia son únicos debido a su aire artesanal y ese toque casero que los delata. Crujientes por fuera, suaves en el medio y con la opción de rellenarlos con crema pastelera o nata montada, o espolvorearlos con azúcar glas, son un recordatorio de que la simplicidad puede ser, sin duda, una verdadera alegría. Además, no se necesita una gran cantidad de ingredientes extraños para su preparación, solo una disposición para cocinar comida tradicional.
3Un legado que se saborea en cada bocado

Aparte de su disfrute, los buñuelos de viento de Segovia son una tradición que ha pasado de una generación a otra. Hacerlos en casa no solo es un placer culinario, sino un ritual familiar que, como el buen comer en España, conecta con el corazón. Verlos hincharse en el aceite, el aroma que llena la cocina, ese primer bocado fresco y aún caliente, todo hace parte de un ritual que es mucho más que solo cocinar.
Ya sea como merienda, postre o algo para reunirse con amigos y compartir, no hay manera de que no consigan hacer bien estos buñuelos. Usando ingredientes simples y un proceso de preparación que debería estar al alcance de cualquiera dispuesto a participar en la cocina, los buñuelos de viento segovianos muestran cómo la tradición y el auténtico sabor continúan siendo una fórmula infalible.