La Reina Letizia nunca deja de sorprender a la comunidad. A pesar de su apretada agenda de trabajo y actos institucionales, la consorte de Felipe VI también se reserva tiempo para planes personales, fuera de la vista del público. Esta vez fue vista paseando por las calles del barrio de Tetuán en Madrid, en una escena que apenas hizo ruido, pero que dice mucho sobre su visión de la vida y su posición como Reina.
De manera muy natural, sin maquillaje y con gafas de sol, además de una chaqueta verde que pertenecía a su hija menor, la Infanta Sofía, Letizia caminaba sola y absorta en una llamada telefónica. Su destino era un centro de belleza natural, pero lo que más llamó la atención fue su paso por delante de un restaurante con un nombre que parecía hecho a propósito: «El 2 de la Reina». Un guiño curioso que, aunque difícilmente lo habría notado, plasma perfectamente la doble vertiente que comparte espacio en doña Letizia.
1El simbolismo de «El 2 de la Reina»

Este nombre puede ser anecdótico, pero también se puede leer como una metáfora perfecta de lo que representa Letizia: por un lado, la figura institucional, trabajadora, leal a los intereses que su papel, como Reina de España, conlleva; y por otro, la mujer que quiere tener esos momentos de libertad, anonimato, y lucidez. La dualidad forma parte de su identidad y su ejercicio de la Corona.
El hecho de que estuviera sola, sin asistentes ni protocolos, caminando con un semblante serio pero sereno, reafirma la imagen de una Reina que, además de estar al servicio de los demás, necesita espacios para cuidarse, respirar y pensar en sí misma. La mayoría de la gente no lo vio de esa manera, pero esa corta caminata por Tetuán fue, en todo su esplendor, un gesto lleno de humanidad.