Llega el buen tiempo, los fines de semana se alargan con la luz del sol y las escapadas en coche se multiplican por toda la geografía española. Muchos aprovechan para cargar las bicicletas y disfrutar de rutas al aire libre, una estampa cada vez más habitual en nuestras carreteras, pero cuidado, porque un descuido en cómo transportamos nuestras monturas puede salirnos muy caro. La DGT no deja de recordarnos la importancia de cumplir las normativas de tráfico, y una de las que más sanciones genera, especialmente en épocas estivales o de puentes, es precisamente la relacionada con el transporte de bicicletas en vehículos particulares, una práctica que, si no se hace correctamente, puede acarrear multas significativas y, lo que es más importante, comprometer la seguridad vial de todos los usuarios de la vía.
El quid de la cuestión no reside en si podemos o no llevar las bicis en nuestro coche, algo perfectamente legal, sino en el cómo lo hacemos. La normativa es clara y busca garantizar dos aspectos fundamentales: la correcta visibilidad de los elementos de señalización del vehículo (matrícula y luces) y la adecuada señalización de la carga que sobresale. Ignorar estas directrices, ya sea por desconocimiento o por simple dejadez, nos expone a una sanción económica de 200 euros, una cantidad nada despreciable que puede amargarnos la escapada, y que la DGT aplica con rigor para concienciar sobre los riesgos asociados a una carga mal acondicionada o señalizada, demostrando que la prevención y el cumplimiento normativo son esenciales para una convivencia segura en carretera.
5MÁS ALLÁ DE LOS 200 EUROS: CONSEJOS FINALES Y LA VIGILANCIA CONSTANTE DE LA DGT

Aunque la multa de 200 euros es el titular más llamativo, las consecuencias de una mala instalación o señalización pueden ir más allá. En casos flagrantes donde la seguridad se vea gravemente comprometida, los agentes podrían incluso llegar a inmovilizar el vehículo hasta que se subsane la deficiencia, lo que supondría un contratiempo mucho mayor que la propia sanción económica. Por tanto, no se trata solo de evitar la multa, sino de asumir la responsabilidad que implica circular con una carga adicional, asegurándonos de que lo hacemos de la forma más segura posible para nosotros y para los demás, siguiendo las indicaciones de la DGT.
Antes de iniciar cualquier viaje con bicicletas a cuestas, es crucial dedicar unos minutos a revisar la instalación del portabicicletas, comprobar la visibilidad de matrícula y luces, y colocar correctamente la placa V-20 si fuera necesaria. Asegurarse de que las bicicletas están bien sujetas y no se mueven es igualmente importante. Recordemos que la DGT mantiene una vigilancia constante en las carreteras, especialmente durante los periodos de mayor movilidad, y el desconocimiento de la norma no exime de su cumplimiento. Un pequeño chequeo previo puede ahorrarnos un disgusto económico y, sobre todo, contribuir a un viaje más seguro para todos.