Llega el buen tiempo, los fines de semana se alargan con la luz del sol y las escapadas en coche se multiplican por toda la geografía española. Muchos aprovechan para cargar las bicicletas y disfrutar de rutas al aire libre, una estampa cada vez más habitual en nuestras carreteras, pero cuidado, porque un descuido en cómo transportamos nuestras monturas puede salirnos muy caro. La DGT no deja de recordarnos la importancia de cumplir las normativas de tráfico, y una de las que más sanciones genera, especialmente en épocas estivales o de puentes, es precisamente la relacionada con el transporte de bicicletas en vehículos particulares, una práctica que, si no se hace correctamente, puede acarrear multas significativas y, lo que es más importante, comprometer la seguridad vial de todos los usuarios de la vía.
El quid de la cuestión no reside en si podemos o no llevar las bicis en nuestro coche, algo perfectamente legal, sino en el cómo lo hacemos. La normativa es clara y busca garantizar dos aspectos fundamentales: la correcta visibilidad de los elementos de señalización del vehículo (matrícula y luces) y la adecuada señalización de la carga que sobresale. Ignorar estas directrices, ya sea por desconocimiento o por simple dejadez, nos expone a una sanción económica de 200 euros, una cantidad nada despreciable que puede amargarnos la escapada, y que la DGT aplica con rigor para concienciar sobre los riesgos asociados a una carga mal acondicionada o señalizada, demostrando que la prevención y el cumplimiento normativo son esenciales para una convivencia segura en carretera.
2MATRÍCULA Y LUCES TAPADAS, EL PASAPORTE DIRECTO A LA SANCIÓN DE LA DGT

Entrando en el detalle de la sanción, la ocultación total o parcial de la placa de matrícula es uno de los motivos principales por los que la DGT multa en estos casos. Un portabicicletas trasero, especialmente los de portón o bola de remolque, puede fácilmente tapar la matrícula si no se toman las medidas adecuadas. Esto impide la correcta identificación del vehículo por parte de los agentes de tráfico, así como por los radares fijos o móviles y otros sistemas de vigilancia, lo que dificulta la gestión de infracciones y puede tener implicaciones legales serias en caso de accidente con fuga. La normativa exige que la matrícula sea siempre legible y visible, sin excusas ni excepciones motivadas por la carga transportada.
De igual manera, la obstrucción de los dispositivos de alumbrado y señalización luminosa es motivo de sanción y un riesgo evidente. Si el portabicicletas y las propias bicicletas impiden ver correctamente las luces de freno, los intermitentes o las luces de posición, la capacidad de comunicación del vehículo con su entorno se ve gravemente mermada, aumentando el riesgo de alcances, especialmente en frenadas bruscas, o de colisiones laterales por no advertir adecuadamente un cambio de carril. La DGT considera que esta falta de visibilidad compromete directamente la seguridad, por lo que la instalación de un portabicicletas debe contemplar siempre la necesidad de instalar un soporte adicional con luces y matrícula si el original queda oculto, garantizando así que la señalización sigue siendo efectiva.