martes, 15 abril 2025

Cuando tus tobillos hablan, puede que tu corazón esté pidiendo socorro

La hinchazón en las extremidades inferiores puede parecer un problema menor, pero en ocasiones esconde señales que no deberíamos ignorar. Los tobillos inflamados representan uno de esos síntomas aparentemente inofensivos que, cuando aparecen de forma persistente y sin razón aparente, podrían estar alertándonos sobre un problema cardíaco subyacente. Esta manifestación física a menudo pasa desapercibida o se atribuye erróneamente al cansancio o al calor, cuando en realidad puede constituir una llamada de auxilio de nuestro sistema cardiovascular.

Publicidad

En España, las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de mortalidad, cobrándose más de 120.000 vidas anualmente según datos del Instituto Nacional de Estadística. La insuficiencia cardíaca afecta a cerca del 7% de los mayores de 45 años, y muchos de ellos conviven con la enfermedad sin saberlo durante meses o incluso años. Detectar los primeros síntomas, como la retención de líquidos que provoca la hinchazón en los tobillos, resulta fundamental para un diagnóstico temprano que puede marcar la diferencia entre un tratamiento efectivo y complicaciones graves.

2
¿POR QUÉ NUESTRO CORAZÓN UTILIZA LOS TOBILLOS COMO SISTEMA DE ALARMA?

Fuente: Freepik

El cuerpo humano funciona como un sistema hidráulico perfectamente equilibrado donde la sangre circula continuamente impulsada por el corazón. Cuando este órgano vital comienza a debilitarse, su capacidad para bombear sangre se reduce progresivamente, lo que ocasiona un aumento de la presión en las venas y capilares sanguíneos, forzando parte del líquido a filtrarse hacia los tejidos circundantes. Esta situación se agrava por la acción de la gravedad, explicando por qué los tobillos suelen ser los primeros en mostrar señales de alarma.

La relación entre la insuficiencia cardíaca y la hinchazón de los tobillos tiene una explicación fisiológica compleja que involucra diversos mecanismos compensatorios. Cuando el corazón no bombea con eficiencia, los riñones detectan una disminución del flujo sanguíneo e interpretan erróneamente que el organismo necesita retener más líquidos, activando sistemas hormonales que aumentan la reabsorción de agua y sodio, agravando paradójicamente el problema. Esta retención adicional de líquidos termina manifestándose visiblemente en los tobillos, convirtiéndolos en involuntarios mensajeros de un sistema cardiovascular en apuros.

Publicidad
Publicidad