viernes, 18 abril 2025

No es ansiedad, este gesto nocturno es el que está destrozando tu descanso

Esa sensación de dar vueltas en la cama durante horas sin poder conciliar el sueño se ha convertido en una experiencia demasiado habitual para muchos españoles. Un descanso adecuado resulta fundamental para mantener un equilibrio físico y mental óptimo, pero hay ciertos hábitos que sabotean silenciosamente nuestras noches sin que seamos plenamente conscientes de ello. Aunque solemos culpar al estrés o la ansiedad de nuestros problemas para dormir, existe un gesto cotidiano que realizamos poco antes de acostarnos y que podría ser el verdadero responsable de esas noches interminables.

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La rutina nocturna determina en gran medida la calidad del sueño que experimentaremos durante la noche. Entre las diversas actividades que realizamos antes de dormir, la alimentación juega un papel decisivo que a menudo pasamos por alto. Específicamente, el consumo de ultraprocesados y alimentos ricos en azúcar en las horas previas al descanso altera significativamente nuestros ciclos de sueño, provocando interrupciones constantes y dificultando la entrada en las fases más reparadoras. Este hábito aparentemente inocente se ha convertido en una epidemia silenciosa que deteriora progresivamente la salud de millones de personas.

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EL CÍRCULO VICIOSO: MALA ALIMENTACIÓN, MAL DESCANSO Y PEORES DECISIONES

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El consumo habitual de ultraprocesados antes de dormir no solo afecta directamente la calidad del descanso, sino que establece un círculo pernicioso difícil de romper. Una noche de sueño deficiente altera la producción de leptina y grelina, las hormonas que regulan el apetito y la saciedad. Como resultado, al día siguiente tendemos a consumir más calorías, especialmente en forma de alimentos azucarados y ultraprocesados, buscando esa energía rápida que nos permita compensar la fatiga acumulada. Este patrón alimentario, repetido día tras día por millones de españoles, contribuye a perpetuar los problemas de descanso y a deteriorar progresivamente la salud metabólica.

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Las personas que experimentan privación crónica de sueño muestran una activación significativamente mayor en los centros cerebrales de recompensa cuando se exponen a alimentos hipercalóricos. Simultáneamente, las áreas de la corteza prefrontal encargadas del autocontrol y la toma de decisiones racionales presentan menor actividad. En otras palabras, dormimos mal porque comemos mal antes de acostarnos, y comemos mal porque dormimos mal la noche anterior. Romper este ciclo requiere comprender que el descanso nocturno no comienza cuando apoyamos la cabeza en la almohada, sino horas antes, cuando decidimos qué y cuándo cenar. La calidad de nuestras decisiones alimentarias vespertinas, ignorada en la mayoría de dietas y programas de salud, resulta fundamental para regular adecuadamente nuestros ciclos de sueño.

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