lunes, 14 abril 2025

No es ansiedad, este gesto nocturno es el que está destrozando tu descanso

Esa sensación de dar vueltas en la cama durante horas sin poder conciliar el sueño se ha convertido en una experiencia demasiado habitual para muchos españoles. Un descanso adecuado resulta fundamental para mantener un equilibrio físico y mental óptimo, pero hay ciertos hábitos que sabotean silenciosamente nuestras noches sin que seamos plenamente conscientes de ello. Aunque solemos culpar al estrés o la ansiedad de nuestros problemas para dormir, existe un gesto cotidiano que realizamos poco antes de acostarnos y que podría ser el verdadero responsable de esas noches interminables.

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La rutina nocturna determina en gran medida la calidad del sueño que experimentaremos durante la noche. Entre las diversas actividades que realizamos antes de dormir, la alimentación juega un papel decisivo que a menudo pasamos por alto. Específicamente, el consumo de ultraprocesados y alimentos ricos en azúcar en las horas previas al descanso altera significativamente nuestros ciclos de sueño, provocando interrupciones constantes y dificultando la entrada en las fases más reparadoras. Este hábito aparentemente inocente se ha convertido en una epidemia silenciosa que deteriora progresivamente la salud de millones de personas.

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LA TRAMPA DULCE QUE ARRUINA TUS NOCHES

Fuente: Freepik

El picoteo nocturno frente al televisor o el postre dulce después de cenar se han normalizado como rituales previos al descanso. Sin embargo, el consumo de alimentos ultraprocesados o ricos en azúcares simples justo antes de dormir desencadena una cascada de reacciones en nuestro organismo que dificultan el sueño reparador. Estos productos, lejos de ser inocuos como nos hace creer la publicidad, provocan picos de glucosa en sangre que alteran la producción natural de melatonina, la hormona reguladora del sueño. El resultado inmediato es una mayor dificultad para conciliar el descanso y frecuentes despertares durante la noche.

La industria alimentaria ha creado productos específicamente diseñados para activar los centros de recompensa de nuestro cerebro, generando un círculo vicioso de consumo difícil de romper. Galletas, helados, snacks salados o bebidas azucaradas contienen combinaciones precisas de grasas, azúcares y aditivos que estimulan el sistema nervioso cuando más necesitamos calmarlo. El problema no radica únicamente en el aporte calórico de estos alimentos, sino en su capacidad para interferir con los neurotransmisores y hormonas que regulan nuestros ciclos de sueño y vigilia. Este hábito nocturno, repetido diariamente durante años, puede convertirse en un factor determinante del insomnio crónico y otros trastornos del descanso.

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