El volante entre las manos, la vista al frente y los cinco sentidos puestos en la carretera. Esa es la teoría que todos conocemos, la cantinela que nos repiten desde la autoescuela, pero que, admitámoslo, se nos olvida con una facilidad pasmosa en cuanto suena una notificación en el bolsillo. Y es precisamente ahí donde la DGT ha puesto el foco una vez más, alertando sobre las consecuencias cada vez más severas de sucumbir a la tentación del teléfono móvil mientras conducimos, una imprudencia que va mucho más allá de una simple multa económica y que puede costarnos muy caro, no solo en el bolsillo, sino en nuestra seguridad y la de los demás.
La realidad es tozuda y las cifras no mienten, las distracciones son una de las principales causas de siniestralidad en nuestras carreteras, y el móvil se ha convertido en el rey indiscutible de esas distracciones. No hablamos ya de la llamada imprevista que atendemos con el manos libres, que también tiene su miga en cuanto a merma de atención, sino de ese gesto, casi inconsciente para muchos, de agarrar el terminal para leer un mensaje, mirar quién llama o simplemente sostenerlo mientras hablamos, como si el coche fuera una extensión de nuestro salón. Un gesto que la Dirección General de Tráfico considera de alto riesgo y que, desde la última reforma de la Ley de Tráfico, tiene una de las sanciones más duras en cuanto a pérdida de puntos se refiere.
3LA DGT NO SE ANDA CON CHIQUITAS: VIGILANCIA Y CAMPAÑAS CONTRA EL MÓVIL

La Dirección General de Tráfico no solo ha endurecido la sanción, sino que también ha intensificado la vigilancia para detectar a los infractores. Ya no se trata solo de la observación directa por parte de los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil o las policías locales, sino también del uso de medios tecnológicos cada vez más sofisticados. Cámaras de alta definición instaladas en puntos estratégicos, furgonetas camufladas equipadas para grabar el interior de los vehículos e incluso helicópteros y drones forman parte del arsenal desplegado para cazar a quienes se saltan la norma.
Paralelamente a la vigilancia y la sanción, la DGT mantiene activas constantes campañas de concienciación para intentar cambiar este comportamiento tan arraigado. Bajo lemas directos y a menudo impactantes, se busca remover conciencias y hacer entender a los conductores que ninguna llamada o mensaje es tan urgente como para poner en riesgo una vida. Estas campañas, difundidas en televisión, radio, prensa y redes sociales, apelan a la responsabilidad individual y colectiva, recordando que al volante, la única prioridad debe ser la conducción segura.