domingo, 20 abril 2025

La DGT alerta, este despiste al volante que se paga con 6 puntos menos en el carnet

El volante entre las manos, la vista al frente y los cinco sentidos puestos en la carretera. Esa es la teoría que todos conocemos, la cantinela que nos repiten desde la autoescuela, pero que, admitámoslo, se nos olvida con una facilidad pasmosa en cuanto suena una notificación en el bolsillo. Y es precisamente ahí donde la DGT ha puesto el foco una vez más, alertando sobre las consecuencias cada vez más severas de sucumbir a la tentación del teléfono móvil mientras conducimos, una imprudencia que va mucho más allá de una simple multa económica y que puede costarnos muy caro, no solo en el bolsillo, sino en nuestra seguridad y la de los demás.

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La realidad es tozuda y las cifras no mienten, las distracciones son una de las principales causas de siniestralidad en nuestras carreteras, y el móvil se ha convertido en el rey indiscutible de esas distracciones. No hablamos ya de la llamada imprevista que atendemos con el manos libres, que también tiene su miga en cuanto a merma de atención, sino de ese gesto, casi inconsciente para muchos, de agarrar el terminal para leer un mensaje, mirar quién llama o simplemente sostenerlo mientras hablamos, como si el coche fuera una extensión de nuestro salón. Un gesto que la Dirección General de Tráfico considera de alto riesgo y que, desde la última reforma de la Ley de Tráfico, tiene una de las sanciones más duras en cuanto a pérdida de puntos se refiere.

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MÓVIL EN MANO, MENTE AUSENTE: EL PELIGRO REAL DE LA DISTRACCIÓN

Fuente: Freepik

Conducir exige una concentración casi absoluta, un estado de alerta permanente para reaccionar ante imprevistos, señales o el comportamiento de otros conductores. Cuando apartamos la vista de la carretera, aunque solo sea por un par de segundos para mirar la pantalla del móvil, estamos recorriendo decenas de metros completamente a ciegas, como si hubiéramos cerrado los ojos voluntariamente en mitad de la autopista. La sensación de control es una ilusión peligrosa, porque en ese breve lapso de tiempo puede cruzarse un peatón, frenar bruscamente el coche de delante o aparecer un obstáculo inesperado que no seremos capaces de esquivar a tiempo.

Pero el peligro no reside únicamente en la distracción visual, que ya es grave de por sí, sino también en la manual y la cognitiva. Sujetar el teléfono con una mano nos impide manejar el volante con la precisión necesaria, especialmente en maniobras rápidas o de emergencia, y nuestra mente, ocupada en procesar la información del dispositivo o la conversación, deja de prestar la atención debida a la compleja tarea de conducir. Es un cóctel explosivo que multiplica exponencialmente el riesgo de sufrir o provocar un accidente, una realidad que a menudo subestimamos hasta que es demasiado tarde.

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