Parece que el radar es el gran coco de las carreteras españolas, ese dispositivo que nos hace levantar el pie del acelerador casi por instinto, pero a veces olvidamos detalles más mundanos que también pueden vaciarnos el bolsillo. La Dirección General de Tráfico, la DGT, no solo vigila la velocidad, sino también el correcto estado de elementos esenciales de nuestro vehículo, como la matrícula, cuya incorrecta presentación puede acarrear una sanción nada despreciable que muchos conductores desconocen o subestiman. El estado de esta placa identificativa es crucial y las autoridades no pasan por alto su deterioro o ilegibilidad.
Mantener la placa de matrícula en perfectas condiciones no es una cuestión meramente estética, sino una obligación legal recogida en el Reglamento General de Vehículos, fundamental para la correcta identificación del coche en cualquier circunstancia y para el buen funcionamiento del control de tráfico. Desde la simple suciedad acumulada tras un viaje por caminos polvorientos hasta dobleces por un mal aparcamiento o adornos que tapan parcialmente los caracteres alfanuméricos, las razones por las que podemos ser sancionados son variadas y, a menudo, fruto del despiste o la dejadez más que de una intención maliciosa, pero la normativa no distingue siempre el motivo.
4LA MANIPULACIÓN INTENCIONADA: UNA INFRACCIÓN GRAVE CON MULTA EJEMPLAR

Entramos ahora en un terreno mucho más serio y con consecuencias considerablemente más gravosas: la manipulación deliberada de la matrícula, una acción que busca activamente eludir la identificación del vehículo y, por extensión, la acción de la justicia o las autoridades de tráfico, representando no solo una infracción administrativa, sino una falta de respeto flagrante a las normas de convivencia vial y a la seguridad colectiva. La DGT considera esta práctica como una de las infracciones más graves que se pueden cometer en relación con la identificación del vehículo, persiguiéndola con especial celo y aplicando sanciones mucho más duras que en los casos de simple negligencia o descuido en el mantenimiento.
Aquí las consecuencias se disparan exponencialmente respecto a la simple suciedad o el deterioro por el uso: manipular la placa de matrícula, ya sea alterando sus caracteres, utilizando dispositivos que la ocultan o la hacen ilegible para los sistemas de control, o aplicando productos antirradar, se castiga con una multa de 6.000 euros y la retirada inmediata de 6 puntos del carnet de conducir, una sanción que refleja la gravedad de intentar engañar deliberadamente a los sistemas de control y vigilancia establecidos para la seguridad de todos, como radares fijos, móviles o cámaras de control de accesos. La diferencia entre la negligencia en la limpieza o el daño accidental y la mala fe demostrada al manipularla es abismal a ojos de la DGT y del código de circulación vigente en España.