Parece que el radar es el gran coco de las carreteras españolas, ese dispositivo que nos hace levantar el pie del acelerador casi por instinto, pero a veces olvidamos detalles más mundanos que también pueden vaciarnos el bolsillo. La Dirección General de Tráfico, la DGT, no solo vigila la velocidad, sino también el correcto estado de elementos esenciales de nuestro vehículo, como la matrícula, cuya incorrecta presentación puede acarrear una sanción nada despreciable que muchos conductores desconocen o subestiman. El estado de esta placa identificativa es crucial y las autoridades no pasan por alto su deterioro o ilegibilidad.
Mantener la placa de matrícula en perfectas condiciones no es una cuestión meramente estética, sino una obligación legal recogida en el Reglamento General de Vehículos, fundamental para la correcta identificación del coche en cualquier circunstancia y para el buen funcionamiento del control de tráfico. Desde la simple suciedad acumulada tras un viaje por caminos polvorientos hasta dobleces por un mal aparcamiento o adornos que tapan parcialmente los caracteres alfanuméricos, las razones por las que podemos ser sancionados son variadas y, a menudo, fruto del despiste o la dejadez más que de una intención maliciosa, pero la normativa no distingue siempre el motivo.
3GOLPES, DOBLECES Y DESGASTE: EL DETERIORO QUE TAMBIÉN SANCIONA LA DGT

Más allá de la suciedad superficial que se puede eliminar con facilidad, el deterioro físico de la propia placa de matrícula también está en el punto de mira de las autoridades de tráfico, incluyendo abolladuras por pequeños golpes de aparcamiento, dobleces por impactos leves, grietas en el material o un desgaste tan acusado por el paso del tiempo y la exposición a los elementos que los caracteres pierdan definición, color o reflectividad, comprometiendo igualmente su función identificativa esencial tanto de día como de noche. La DGT exige, a través del Reglamento General de Vehículos, que las placas se encuentren en perfecto estado de conservación, sin presentar daños estructurales o de visibilidad que dificulten su lectura inequívoca a una distancia prudencial.
Al igual que ocurre con la suciedad que impide la lectura, circular con una matrícula dañada o deteriorada hasta el punto de ser parcial o totalmente ilegible se considera una infracción grave, sancionada también con una multa de 200 euros, según lo estipulado claramente en el articulado del Reglamento General de Vehículos que regula las condiciones técnicas de los mismos. Si la placa sufre un daño significativo e irreparable que afecte a su legibilidad, es obligación del titular del vehículo solicitar un duplicado a través de los centros autorizados para la expedición de placas de matrícula, asegurándose de que la nueva placa cumple escrupulosamente con todas las especificaciones oficiales vigentes en cuanto a tamaño, material, tipografía y homologación requerida.