Si hay que tiene en vilo a todo el mundo es la familia real británica. Es que es el verdadero cotilleo que recorre el mundo y más aún después de la traición que hizo el príncipe Guillermo al rey Carlos III, su propio padre. Hay quienes dicen que la venganza se cocina lentamente y podríamos decir que el futuro heredero al trono está sacando los trapitos al sol que esconde en Palacio de Buckingham y está dejando flipando a todo el pueblo de Reino Unido y el mundo.
Hay quienes están a favor y quienes no, pero el príncipe Guillermo tomo la drástica decisión de despedir a los abogados de la corona, esos que llevan sus asuntos y contratar a unos nuevos. ¿Sabéis a quienes? A los que llevaron adelante el divorcio de Lady Di con Carlos III. Te has quedado mudo, a todos nos pasó. Pero esto nos ería todo, hay desde internas familiares, traiciones y más conflictos que los monarcas tienen a todos comiendo palomitas con el cotilleo del año.
3La separación de Diana y Carlos III, el escándalo que sacudió a todos

La historia de amor entre la princesa Diana y el entonces príncipe Carlos III, hoy rey de Inglaterra, comenzó como un cuento de hadas, pero terminó en uno de los divorcios más mediáticos y tristes de la realeza británica. Se casaron en 1981 ante millones de espectadores en todo el mundo, pero la relación pronto se tornó complicada. Las diferencias entre ambos, sumadas a la relación extramarital del hijo de Isabel II con Camilla Parker Bowles y la presión mediática constante, fueron debilitando el matrimonio con el paso de los años.
En 1992, tras varias crisis públicas, el Palacio de Buckingham anunció su separación, y el divorcio oficial llegó en 1996. Diana confesó en una famosa entrevista que “éramos tres en este matrimonio, así que estaba un poco lleno”, en referencia a Camilla. Tras el divorcio, Lady Di perdió el título de “Su Alteza Real”, pero mantuvo su estatus de figura pública querida y admirada. La separación marcó un antes y un después en la historia moderna de la monarquía británica y dejó en evidencia que ni siquiera los cuentos de hadas reales están libres de dolor y traición.