La industria textil esconde secretos que van más allá de las tendencias de temporada o las condiciones laborales de sus trabajadores. El químico presente en la mayoría de prendas de vestir que utilizamos diariamente podría estar provocando alteraciones significativas en nuestro organismo sin que seamos conscientes de ello. Conocidos como PFAS (sustancias perfluoroalquiladas) o disruptores endocrinos, estos compuestos se han convertido en invitados no deseados que acompañan nuestro día a día, alterando silenciosamente el funcionamiento normal de nuestras hormonas y provocando efectos que pueden manifestarse a largo plazo.
El contacto con la piel es constante y, sin embargo, pocos consumidores conocen la presencia de estos agentes potencialmente peligrosos en sus armarios. Los PFAS forman parte de un grupo más amplio de compuestos utilizados por la industria para proporcionar resistencia al agua, a las manchas y facilitar el planchado, entre otras características consideradas positivas en el mercado. Según diversos estudios científicos, la exposición prolongada a este tipo de químico puede interferir con el sistema endocrino humano, alterando la producción y funcionamiento normal de hormonas esenciales para nuestro organismo. Esta interferencia puede manifestarse de múltiples formas, desde problemas de fertilidad hasta alteraciones metabólicas o incluso ciertos tipos de cáncer hormono-dependientes.
4DETECTANDO LA PRESENCIA DEL QUÍMICO INVISIBLE EN TU ARMARIO

Identificar las prendas tratadas con PFAS representa un verdadero desafío para el consumidor medio, ya que estos compuestos no dejan rastros visibles ni detectables sin equipamiento especializado. Sin embargo, existen algunas pistas que pueden ayudar a reconocer la posible presencia de este químico en nuestra ropa: las etiquetas que promocionan características como «impermeables sin membrana», «antimanchas» o «repelentes de líquidos» suelen indicar tratamientos con compuestos perfluorados. Particularmente sospechosas son aquellas prendas que mantienen estas propiedades incluso después de múltiples lavados.
Las marcas de ropa outdoor o deportiva son especialmente propensas a utilizar PFAS en sus productos debido a la demanda de prendas resistentes a condiciones climáticas adversas. Paradójicamente, las prendas de gama alta y con precios elevados suelen contener mayores concentraciones de este químico problemático, ya que los tratamientos con PFAS aumentan significativamente los costes de producción, convirtiendo lo que se presenta como un artículo premium en un potencial disruptor endocrino de alta eficacia que permanecerá en contacto con nuestro cuerpo y en nuestro entorno durante décadas. Algunas marcas comprometidas con la sostenibilidad han comenzado a etiquetar sus productos como «libres de PFAS», facilitando así la identificación de alternativas más seguras.