viernes, 11 abril 2025

Este es el químico ‘invisible’ en tu ropa está alterando tus hormonas silenciosamente

La industria textil esconde secretos que van más allá de las tendencias de temporada o las condiciones laborales de sus trabajadores. El químico presente en la mayoría de prendas de vestir que utilizamos diariamente podría estar provocando alteraciones significativas en nuestro organismo sin que seamos conscientes de ello. Conocidos como PFAS (sustancias perfluoroalquiladas) o disruptores endocrinos, estos compuestos se han convertido en invitados no deseados que acompañan nuestro día a día, alterando silenciosamente el funcionamiento normal de nuestras hormonas y provocando efectos que pueden manifestarse a largo plazo.

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El contacto con la piel es constante y, sin embargo, pocos consumidores conocen la presencia de estos agentes potencialmente peligrosos en sus armarios. Los PFAS forman parte de un grupo más amplio de compuestos utilizados por la industria para proporcionar resistencia al agua, a las manchas y facilitar el planchado, entre otras características consideradas positivas en el mercado. Según diversos estudios científicos, la exposición prolongada a este tipo de químico puede interferir con el sistema endocrino humano, alterando la producción y funcionamiento normal de hormonas esenciales para nuestro organismo. Esta interferencia puede manifestarse de múltiples formas, desde problemas de fertilidad hasta alteraciones metabólicas o incluso ciertos tipos de cáncer hormono-dependientes.

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LOS PFAS: EL ENEMIGO INVISIBLE QUE LLEGA DESDE LOS ARMARIOS

Fuente: Freepik

Las sustancias perfluoroalquiladas representan uno de los mayores retos actuales en materia de salud pública y medioambiental. Este tipo de químico ha sido bautizado como «eterno» debido a una característica que lo hace especialmente peligroso: su increíble resistencia a la degradación natural que le permite permanecer intacto durante décadas tanto en el medioambiente como en nuestros cuerpos. Los PFAS han demostrado ser tan estables que pueden detectarse en la sangre de prácticamente toda la población mundial, independientemente de su localización geográfica o condición socioeconómica.

La presencia de estos compuestos en la industria textil no es nueva, pero su uso se ha intensificado en las últimas décadas con el auge de los tejidos «inteligentes» y las prendas con propiedades especiales. Las etiquetas que promocionan características como «antimanchas», «impermeables» o «resistentes a las arrugas» suelen esconder la utilización de PFAS en sus procesos de fabricación, convirtiéndose en verdaderos repositorios de disruptores endocrinos que liberan partículas microscópicas con cada lavado o simplemente con el roce diario contra nuestra piel. Lo preocupante es que estos agentes químicos no permanecen únicamente en las prendas, sino que se transfieren al organismo a través del contacto directo o indirecto, acumulándose progresivamente en nuestros tejidos.

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