Los fraudes digitales no paran de crecer en nuestro país y uno de los objetivos preferidos por los ciberdelincuentes es la tarjeta de crédito que utilizamos en nuestras compras cotidianas. La digitalización de nuestra economía ha traído innumerables ventajas para los consumidores, pero también ha abierto la puerta a nuevas formas de estafa que aprovechan el desconocimiento general sobre ciertos elementos de seguridad. Miles de españoles sufren cada año intentos de fraude relacionados con sus medios de pago, especialmente en entornos digitales donde resulta sencillo caer en trampas hábilmente diseñadas.
La seguridad financiera depende en gran medida de pequeños detalles que pasan desapercibidos, pero que resultan fundamentales a la hora de proteger nuestro dinero. Entre estos elementos destaca un código de tres cifras presente en toda tarjeta de crédito: el CVV (Card Verification Value) o CVC2 (Card Verification Code) un sistema de seguridad diseñado específicamente para verificar que quien realiza una compra online tiene físicamente la tarjeta en su poder. Este número aparentemente insignificante constituye la última barrera de protección frente a posibles fraudes y su correcta gestión puede ahorrarnos serios disgustos económicos y burocráticos.
4TÉCNICAS DE PHISHING QUE BUSCAN CAPTURAR TU CVV

El phishing se ha convertido en una de las amenazas más extendidas y efectivas para obtener datos sensibles de los usuarios, incluyendo los códigos de seguridad de las tarjetas de crédito. Esta técnica fraudulenta emplea mensajes aparentemente legítimos que nos dirigen a páginas web falsificadas donde se solicita información financiera con diversos pretextos. Correos electrónicos que simulan problemas con nuestra cuenta bancaria, mensajes que alertan sobre supuestas compras fraudulentas o páginas que imitan perfectamente el diseño de conocidas plataformas de comercio electrónico, son solo algunas de las estrategias utilizadas para engañar incluso a los usuarios más precavidos.
La sofisticación de estos ataques ha alcanzado niveles preocupantes, incorporando elementos cada vez más creíbles como logotipos oficiales, datos personalizados o referencias a actividades recientes. Un aspecto particularmente alarmante es el aumento de casos de vishing (phishing por vía telefónica), donde el estafador contacta directamente con la víctima haciéndose pasar por personal del departamento de seguridad de su banco. Durante estas llamadas, el delincuente aprovecha situaciones de estrés o urgencia para solicitar el código CVV de la tarjeta de crédito con la excusa de bloquear operaciones supuestamente fraudulentas, cuando en realidad está recopilando toda la información necesaria para realizar compras no autorizadas inmediatamente después de finalizar la conversación.