Es un ritual casi automático para millones de españoles: al despertar, lo primero que hacemos es desenchufar el móvil que ha pasado toda la noche conectado al cargador. Este hábito relacionado con la batería de nuestros dispositivos, aunque arraigado en nuestra rutina diaria, podría estar acortando significativamente la vida útil de nuestros teléfonos sin que seamos conscientes de ello. Las consecuencias de esta acción, aparentemente inofensiva, se traducen en un deterioro progresivo que muchos usuarios solo detectan cuando ya es demasiado tarde.
La tecnología que incorporan nuestros smartphones ha evolucionado a pasos agigantados en la última década, pero los mitos sobre su correcto mantenimiento siguen circulando como verdades absolutas. Expertos en electrónica de consumo han alertado repetidamente sobre los efectos negativos de mantener los dispositivos conectados a la corriente eléctrica durante periodos prolongados, especialmente cuando ya han alcanzado el 100% de su capacidad, generando un estrés innecesario en las celdas de iones de litio que componen las baterías modernas.
3LAS FALSAS CREENCIAS QUE SIGUEN DAÑANDO NUESTROS DISPOSITIVOS

El mundo de la tecnología móvil está plagado de mitos que han perdurado a pesar de carecer de fundamento científico. Uno de los más extendidos sostiene que es necesario esperar a que la batería se descargue completamente antes de volver a cargarla. Esta creencia, heredada de las antiguas baterías de níquel-cadmio que sufrían del llamado «efecto memoria», resulta directamente perjudicial para las modernas baterías de litio, que no padecen dicho problema y, de hecho, sufren cuando se las somete a descargas profundas.
Otro mito igualmente dañino es el que sugiere que los dispositivos nuevos deben someterse a ciclos completos de carga y descarga durante sus primeros días de uso. Las baterías actuales no requieren ningún tipo de «acondicionamiento inicial», ya que vienen calibradas de fábrica y preparadas para funcionar de manera óptima desde el primer momento. Seguir estos consejos anticuados no solo resulta innecesario sino potencialmente perjudicial, acelerando el deterioro de componentes que, con los cuidados adecuados, podrían mantener un rendimiento satisfactorio durante varios años más.