Es un ritual casi automático para millones de españoles: al despertar, lo primero que hacemos es desenchufar el móvil que ha pasado toda la noche conectado al cargador. Este hábito relacionado con la batería de nuestros dispositivos, aunque arraigado en nuestra rutina diaria, podría estar acortando significativamente la vida útil de nuestros teléfonos sin que seamos conscientes de ello. Las consecuencias de esta acción, aparentemente inofensiva, se traducen en un deterioro progresivo que muchos usuarios solo detectan cuando ya es demasiado tarde.
La tecnología que incorporan nuestros smartphones ha evolucionado a pasos agigantados en la última década, pero los mitos sobre su correcto mantenimiento siguen circulando como verdades absolutas. Expertos en electrónica de consumo han alertado repetidamente sobre los efectos negativos de mantener los dispositivos conectados a la corriente eléctrica durante periodos prolongados, especialmente cuando ya han alcanzado el 100% de su capacidad, generando un estrés innecesario en las celdas de iones de litio que componen las baterías modernas.
1EL CICLO DE CARGA COMPLETO: UN ENEMIGO SILENCIOSO

Contrario a lo que muchos piensan, las baterías de litio que alimentan nuestros teléfonos no están diseñadas para permanecer constantemente al máximo de su capacidad. Cada vez que cargamos la batería al 100% y mantenemos el dispositivo enchufado, sometemos a las celdas internas a un estrés térmico y químico innecesario que va degradando su capacidad de almacenamiento. Este tipo de baterías funcionan mediante el movimiento de iones entre electrodos, un proceso que se ve comprometido cuando mantenemos niveles de carga extremos durante periodos prolongados.
Los fabricantes de smartphones conocen perfectamente esta problemática, aunque raramente la comunican de manera clara a los consumidores. Las baterías de nuestros móviles tienen un número limitado de ciclos completos de carga, generalmente entre 300 y 500 dependiendo de la calidad de los componentes y el uso, antes de comenzar a mostrar una degradación significativa en su rendimiento. Cargar el dispositivo por la noche y mantenerlo conectado hasta la mañana siguiente acelera este proceso de envejecimiento, reduciendo potencialmente hasta en un 20% la vida útil de la batería en el primer año.