sábado, 19 abril 2025

El truco silencioso de los supermercados para colarte menos sin tocar el precio

Cada vez resulta más difícil estirar el presupuesto familiar hasta final de mes. Los supermercados han encontrado una forma sigilosa de aumentar sus márgenes sin que lo notemos a simple vista, reduciendo la cantidad de producto mientras mantienen el mismo envase y precio. Esta práctica, conocida como reduflación o shrinkflation, se ha convertido en el as bajo la manga de muchas cadenas de distribución que buscan compensar el aumento de costes sin perder clientela.

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El fenómeno no es nuevo, pero se ha intensificado notablemente en los últimos años debido a la inflación y la presión sobre las cadenas de suministro. Mientras los consumidores están atentos a las subidas de precios, los fabricantes y supermercados encuentran en esta estrategia una manera de proteger sus márgenes sin generar el rechazo inmediato que provocaría un aumento directo del precio. Lo que hace unos años podía pasar desapercibido, ahora se ha convertido en una preocupación cotidiana para millones de familias que ven cómo su poder adquisitivo mengua silenciosamente.

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EL IMPACTO REAL EN LA ECONOMÍA FAMILIAR: MÁS ALLÁ DE LOS CÉNTIMOS

Fuente Freepik

Aunque cada reducción puede parecer insignificante por separado, el efecto acumulado en la cesta de la compra resulta considerable a lo largo del año. Un estudio reciente estimaba que una familia media española podría estar pagando hasta un 8% más por la misma cantidad de producto que hace apenas dos años, sin que este incremento se refleje en las estadísticas oficiales de inflación. El impacto es especialmente duro para las familias con rentas más bajas, que destinan un porcentaje mayor de sus ingresos a productos básicos y tienen menos margen para modificar sus hábitos de compra o buscar alternativas.

Los supermercados han encontrado en la reduflación una estrategia perfecta para los tiempos de crisis e incertidumbre económica. Mientras los consumidores están pendientes de los incrementos directos de precios y comparan ofertas, las reducciones de contenido pasan más desapercibidas y generan menos resistencia psicológica que una subida equivalente del precio. El resultado es una pérdida silenciosa de poder adquisitivo que no aparece reflejada en los titulares sobre la evolución de los precios, pero que se hace notar mes a mes en los presupuestos familiares y en la sensación generalizada de que cada vez cuesta más llenar la nevera.

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