sábado, 12 abril 2025

La nueva jugada de Ryanair tiene trampa: si pasas de los 40 minutos pagarás caro

Las aerolíneas de bajo coste siempre han sabido cómo sacar partido a cada resquicio del sistema para aumentar sus beneficios. Ryanair, en su última maniobra, ha puesto en el punto de mira a los pasajeros que llegan tarde a la puerta de embarque, estableciendo un sistema que muchos califican como abusivo. La interpretación de una norma ya existente ha desatado una oleada de críticas entre los usuarios habituales de la compañía irlandesa, que ven cómo sus derechos se reducen mientras el coste de viajar aumenta de forma encubierta.

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El modelo de negocio de las aerolíneas low cost se basa en cobrar por servicios que tradicionalmente estaban incluidos en el precio del billete. Ryanair ha llevado esta filosofía al extremo, convirtiendo cada interacción con el cliente en una oportunidad para generar ingresos adicionales. Lo que ahora está causando controversia es la aplicación más estricta de su llamada «Tasa de Rescate», un cargo de 100 euros que deben abonar los viajeros que pierden su vuelo por llegar tarde y desean embarcar en la siguiente salida disponible al mismo destino.

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EL NEGOCIO REDONDO DE LAS PENALIZACIONES ENCUBIERTAS

Fuente: Freepik

Las cifras no mienten, y el modelo de negocio de Ryanair está diseñado para maximizar los ingresos anexos al precio base del billete. La aerolínea ingresa anualmente millones de euros gracias a los servicios adicionales y penalizaciones, convirtiendo lo que deberían ser excepciones en una fuente estable de beneficios que representa aproximadamente un tercio de sus ingresos totales. Esta estrategia comercial explica por qué la compañía puede ofrecer tarifas tan reducidas en sus vuelos promocionales.

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La «Tasa de Rescate» se suma a un extenso catálogo de cargos adicionales que incluye desde la selección de asientos hasta el equipaje de mano. Los analistas del sector aéreo señalan que Ryanair ha perfeccionado el arte de fragmentar el servicio, creando una ilusión de billete barato que frecuentemente termina costando tanto o más que opciones de aerolíneas tradicionales cuando se suman todos los extras. Esta política de precios poco transparente es precisamente lo que genera mayor frustración entre los usuarios habituales de la compañía.

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