La Semana Santa es una época del año en la que muchas ciudades españolas se visten de gala para celebrar una de las tradiciones más arraigadas del país. Santander, con su aire marinero y su inconfundible encanto, se convierte en el destino ideal para disfrutar no solo de sus procesiones, sino también de su rica gastronomía. En una ciudad donde las tapas y el buen rollo son parte de la cultura local, recorrer los bares y restaurantes se convierte en una experiencia inolvidable. La palabra clave aquí es disfrutar, porque en esta ciudad cada rincón invita a saborear los sabores que ofrece.
La combinación perfecta de tradición y modernidad en esta ciudad costera se hace visible durante la Semana Santa. Mientras las procesiones recorren las calles, los lugareños y visitantes aprovechan para degustar las delicias típicas de la región, creando un ambiente festivo y apasionante. Disfrutar de una ruta de tapas en Santander durante estos días es sumergirse en un mar de sensaciones y colores, donde el buen ambiente y la amabilidad de la gente son el complemento perfecto para la gastronomía. A medida que se avanza por las calles, se palpa el cariño que los santanderinos tienen por su ciudad, transmitiendo un espíritu de camaradería que se siente al instante.
2UNA RUTA INOLVIDABLE: TAPAS QUE NO TE PUEDES PERDER

Recorrer Santander en busca de las mejores tapas durante la Semana Santa es una aventura que comienza en el corazón de la ciudad. El famoso Mercado del Este, por ejemplo, no solo es un punto neurálgico de la vida cotidiana, sino también un lugar perfecto para empezar a degustar delicias locales. Entre sus puestos, se pueden encontrar productos frescos de la región, como mariscos de la bahía y embutidos artesanales que, bien acompañados de un buen vino, constituyen la entrada perfecta para iniciar la jornada.
A medida que se avanza por las calles, es esencial hacer una parada en las tabernas de la ciudad, donde se pueden disfrutar de unas rabas crujientes y sabrosas junto a una caña bien fría. Este plato, que es un clásico en la costa, se siente en cada bocado y refleja la calidad del producto local. Seguir la recomendación de los lugareños al elegir con qué acompañar estos platos puede abrir un abanico de experiencias inesperadas. En una ciudad que arropa a sus visitantes, cada consejo se traduce en un descubrimiento.
La ruta de tapas se extiende también al Barrio Pesquero, donde el ambiente veraniego se apodera de las calles, convirtiendo cada esquina en una oportunidad para saborear la gastronomía local. Aquí, el ambiente informal y acogedor invita a compartir un platillo y disfrutar de la compañía. Se pueden encontrar locales que sirven deliciosas tapas de pulpo a la gallega y calamares, creando una sinfonía de sabores que resuena durante la festividad. Cada bocado es una celebración de los productos del mar, y cada comentario entre amistades suma a la energía que se siente en el aire.