Viajar en tren es una experiencia única que permite disfrutar de los paisajes y la cultura de cada lugar a un ritmo relajado. Desde España, el trayecto hacia el sur de Francia se ha convertido en una opción cada vez más popular para aquellos que buscan una escapada diferente, donde las paradas se convierten en auténticos destinos en sí mismos. A lo largo de esta ruta, hay tres paradas icónicas que no solamente destacan por su belleza, sino también por la riqueza cultural y gastronómica que ofrecen, deslumbrando a quienes deciden hacer una breve pausa en su viaje.
Entre las encantadoras ciudades y pueblos que se pueden visitar, se encuentran lugares que conjugan historia, arte y gastronomía de forma excepcional. Estas paradas no solo ofrecen la oportunidad de explorar nuevos paisajes, sino que también permiten sumergirse en la tradición y el estilo de vida de la región. En cada una de estas localidades, los viajeros encuentran un sinfín de actividades y lugares que dejarán huella, convirtiendo una simple travesía en tren en una experiencia memorable.
1TOULOUSE: LA CIUDAD ROSA Y SU VIBRANTE CULTURA

La primera parada que seduce a quienes viajan desde España hacia el sur de Francia es Toulouse, conocida como la Ciudad Rosa por el color de sus edificios de terracota. Al llegar, se siente inmediatamente el ambiente acogedor de una ciudad que combina modernidad y rica historia. Toulouse destaca por ser un importante centro cultural y tecnológico, así como por su vibrante escena artística que incluye teatros, museos y festivales durante todo el año.
Una de las visitas obligadas en Toulouse es la impresionante Basilica de San Sernin, un ejemplo majestuoso del arte románico que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Admirar su arquitectura mientras se pasea por las plazas y calles adyacentes es un deleite que enriquece cualquier viaje. Además, la Plaza del Capitolio, corazón de la vida social de la ciudad, se convierte en un punto de encuentro ideal para degustar un «café au lait» en una terraza, rodeado de la belleza de edificios emblemáticos.
No se puede hablar de Toulouse sin mencionar su excelente oferta gastronómica. La ciudad es famosa por su “cassoulet”, un guiso contundente que representa a la perfección la cocina del suroeste de Francia. En los mercados locales, los visitantes pueden descubrir productos frescos y deliciosos, mientras que los restaurantes ofrecen diversas opciones para disfrutar de la cocina regional en un ambiente animado. Esta mezcla de historia, cultura y gastronomía hace de Toulouse una parada imprescindible.