La estampa del portátil abierto, el café humeante y la concentración máxima en una cafetería se ha convertido en un clásico de nuestras ciudades. Sin embargo, esta imagen tan común podría tener los días contados, y es que la proliferación de espacios de trabajo improvisados en las cafeterías está llevando a muchos establecimientos a tomar medidas drásticas.
La directiva europea que impulsa esta nueva ola de restricciones responde a una necesidad de equilibrar el uso de estos espacios, protegiendo a los negocios y garantizando una rotación que permita la viabilidad económica. ¿Estamos ante el fin de una era o simplemente ante una adaptación necesaria a los nuevos tiempos?