Lo que muchos conductores desconocen es que los neumáticos, al igual que cualquier producto de consumo perecedero, tienen fecha de caducidad. En el caso de los neumáticos, componentes esenciales para la seguridad vial, no son eternos y su deterioro no solo depende del desgaste por rodadura, sino también del paso inexorable del tiempo que afecta a sus propiedades físicas y químicas. La ausencia de esta información entre los usuarios de vehículos constituye un riesgo que podría evitarse con un simple vistazo a un código impreso en el lateral de cada rueda.
El desconocimiento generalizado sobre la vida útil de estos elementos de seguridad pasiva puede tener consecuencias graves en situaciones de emergencia en la carretera. Expertos en seguridad vial y fabricantes coinciden en que, independientemente del estado aparente o los kilómetros recorridos, un neumático con más de cinco años desde su fabricación comienza a presentar signos de envejecimiento que comprometen su rendimiento en situaciones críticas como frenadas de emergencia o conducción bajo condiciones climatológicas adversas.
2¿POR QUÉ LOS NEUMÁTICOS ENVEJECEN AUNQUE NO SE USEN?

El deterioro de los neumáticos no responde únicamente al desgaste producido por el roce con el asfalto, sino a un proceso químico inevitable que afecta a sus componentes. La goma y otros materiales que conforman estos elementos de seguridad sufren un envejecimiento progresivo por la exposición a factores ambientales como el oxígeno, la radiación ultravioleta o los cambios bruscos de temperatura, que provocan la oxidación y degradación de los compuestos que les confieren sus propiedades de elasticidad y adherencia.
Este proceso de envejecimiento químico ocurre incluso en neumáticos almacenados que nunca han rodado por el asfalto. Los fabricantes de neumáticos reconocen que tras aproximadamente cinco años desde la fecha de fabricación, las propiedades mecánicas comienzan a alterarse de forma significativa aunque visualmente puedan parecer en perfecto estado. Este fenómeno explica por qué resulta arriesgado adquirir neumáticos aparentemente nuevos pero con varios años desde su producción, ya que su comportamiento en situaciones críticas podría no ser el óptimo.