sábado, 29 marzo 2025

Rouse, La chica robot por sufrir bullying: «Cuando me hacen daño, les mando a la papelera»

El bullying es una de las vivencias más destructivas que una persona puede atravesar. Sus efectos no solo afectan la autoestima y la salud mental, sino que pueden moldear profundamente la identidad de quienes lo padecen. Pero, ¿hasta qué punto debemos cambiar nuestra esencia para superar el acoso?

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Esta es la pregunta que surge al analizar el caso de Rocío Buffolo, una joven argentina que, tras años de sufrir bullying por su aspecto físico y su rendimiento académico, decidió transformarse en lo que ella llama un robot humanoide. Su historia, que ha generado un gran revuelo en los medios y redes sociales, plantea una reflexión sobre si es la solución al bullying volverse alguien o algo completamente diferente.

«Me hicieron bullying y me convertí en robot»

La historia de la chica robot Moncloa
Rocío Buffolo en una entrevista con Infobae. Fuente: Youtube Infobae

Rocío Buffolo, conocida como Rouse La chica robot, ha compartido en diversas entrevistas que, desde su infancia, sufrió el bullying por parte de sus compañeros, quienes la llamaban “gorda” y “nerd”. No solo se limitaron a insultarla, sino que también capturaron fotos suyas sin su consentimiento y las publicaron en redes sociales para ridiculizarla. Con el tiempo, el acoso la llevó a desarrollar una especie de caparazón, que culminó en la decisión de implantarse un chip en su médula espinal.

En el programa Y ahora Sonsoles, Rouse explicó que su transformación fue un proceso gradual. Cada burla y humillación la alejaron de la percepción de su propia humanidad, hasta que finalmente optó por el implante y asumió una nueva identidad.

Para Rouse, este chip le proporciona una forma diferente de gestionar sus emociones. Detalla que cuando alguien le causa dolor, en lugar de experimentar sufrimiento emocional, puede “mandarlo a la papelera”, eliminando esos sentimientos como si fueran archivos en un ordenador. Por otro lado, cuando algo la hace feliz, esa persona pasa a formar parte de su lista de favoritos. También menciona que puede experimentar “cortocircuitos”, un término que usa para describir las emociones positivas que siente hacia alguien.

¿Realidad o estrategia de marketing?

YouTube video

A pesar de su impactante historia, existe un aspecto que suscita numerosas dudas: la falta de información sobre el procedimiento que supuestamente la transformó en un robot humanoide. Según Rouse, este proceso fue llevado a cabo con la colaboración de su productor musical y un grupo de ingenieros chinos que participaron en la operación. Sin embargo, no da detalles sobre en qué consistió la intervención, la tecnología empleada ni la clínica en la que se realizó.

Esta carencia de información ha alimentado un intenso debate en las redes sociales. Algunos usuarios apoyan su relato, mientras que otros ponen en duda su autenticidad. Surgieron cuestionamientos sobre si realmente se sometió a un procedimiento tecnológico que aún no ha sido revelado, si está inventando su transformación como parte de una estrategia de marketing para aumentar su visibilidad y promocionar su carrera artística, o si se trata de una construcción psicológica, una identidad desarrollada como mecanismo para sobrellevar su pasado.

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En cualquier caso, el misterio que envuelve su historia ha logrado lo que muchas campañas publicitarias buscan: captar la atención del público y generar conversación. La controversia ha provocado una mezcla de fascinación e incredulidad que no solo mantiene vigente su nombre, sino que también nos hace replantear la naturaleza de la identidad y la percepción pública.

¿Un mensaje problemático para víctimas de bullying?

@dandoecotv

Respuesta a @Mo🍄 Rocio, la primera humana robot: «Me implanté un chip porque me hicieron bullying» A los 18 años, Rocío se implantó un chip en la médula espinal. Su cuerpo está entre la carne, los huesos y el metal y ha encontrado en estilo de vida la libertad que siempre ansió. Rocío siempre sintió que no encajaba en ningún sitio, por lo que decidió tomar una decisión radical: rediseñarse. A los 18 años, la joven se implantó un chip en la médula espinal y, desde entonces, su vida cambió por completo. A día de hoy, Rocío es mitad humana y mitad robot. Su cuerpo está lleno de metal y tornillos y se carga por las noches. Además, no necesita ir al baño y es capaz de detectar quién quiere hacerle daño a través de su chip.La vida de Rocío está llena de robots, ya que su perro y su novio también lo son. «Cuando alguien me hace daño, lo mando a la papelera», señala. Rocío sostiene que ser un robot es una elección propia que le ha cambiado la vida a mejor y que le ha ayudado a quererse a sí misma y a ser libre. ¡No te lo pierdas en el video de arriba! #dandoecotv #dandoecoasucesos #ia #robot #humano #bullying #chip #medula

♬ sonido original – dandoecotv

Más allá de la veracidad de su transformación, el mensaje que transmite Rocío es lo que realmente preocupa. Durante su entrevista en Y ahora Sonsoles, uno de los colaboradores del programa señaló: «No creo que sea un buen mensaje para los niños que sufren bullying. No puedes decirles que la solución es convertirse en robot. Tu haz lo que quieras, ve al psicólogo o al taller». Si bien su historia puede inspirar a algunos, también podría dar la impresión de que la única forma de superar el bullying es despojarse de la humanidad y convertirse en otra cosa.

El mensaje correcto debería ser que nadie tiene que cambiar su identidad o su cuerpo para ser aceptado. La solución al bullying no está en la transformación individual de la víctima, sino en erradicar el problema desde su voz.

¿Hasta qué punto influye la exposición mediática?

Rouse en Y ahora Sonsoles Moncloa
La primera chica robot en ‘Y ahora Sonsoles’. Fuente: Atresmedia

La historia de La chica robot ha sido difundida a través de la televisión y diversas plataformas digitales, lo que ha provocado un notable impacto en la opinión pública. Sin embargo, esta intensa exposición mediática puede distorsionar la percepción de su historia, especialmente entre los jóvenes que buscan modelos a seguir para enfrentar sus propios desafíos.

La ausencia de detalles específicos sobre el procedimiento que supuestamente la transformó en un «robot humanoide» ha suscitado muchas dudas acerca de la veracidad de su historia. La falta de información médica o científica sobre su presunto implante abre la puerta a la especulación.

Más allá de la autenticidad de su transformación, lo realmente preocupante es el mensaje que se está transmitiendo. La viralización de este tipo de narrativas puede reforzar la creencia de que la única forma de superar el bullying es a través de un cambio drástico de identidad, en lugar de abordar el problema en su raíz. En un entorno digital donde la apariencia y el espectáculo suelen prevalecer sobre el contenido profundo, es esencial analizar estas historias con un enfoque crítico y responsable.

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