lunes, 31 marzo 2025

Esta parte del pollo es la más saludable y casi nadie la aprovecha

El consumo de carne se ha convertido en uno de los debates más encendidos en la actualidad, tanto por sus implicaciones medioambientales como por sus efectos en la salud. El pollo representa una de las opciones más equilibradas dentro del abanico cárnico, siendo la proteína animal más consumida en los hogares españoles por su versatilidad y precio accesible. Sin embargo, a pesar de su popularidad, existe una parte de esta ave que sigue pasando desapercibida para la mayoría de consumidores, a pesar de concentrar propiedades nutricionales excepcionales.

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La llamada «joya escondida» de esta carne blanca no es otra que el solomillo, una pieza que, por desconocimiento o por falta de información en los puntos de venta, queda relegada frente a otras más populares como la pechuga o los muslos. Esta porción, ubicada justo en la parte interior del lomo del ave, se caracteriza por su textura tierna, su bajo contenido en grasa y su impresionante perfil nutricional, que la convierten en la opción ideal para quienes buscan cuidar su alimentación sin renunciar al sabor y la variedad en sus platos.

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PROPIEDADES NUTRICIONALES QUE ESCONDE ESTA JOYA CULINARIA

Fuente Freepik

El perfil nutricional del solomillo de pollo lo posiciona como una de las opciones más saludables dentro no solo de esta ave, sino del conjunto de proteínas animales accesibles en el mercado. Con aproximadamente 22 gramos de proteína por cada 100 gramos y un contenido de grasa inferior al 1%, representa la parte más magra de toda la anatomía del ave, superando incluso a la famosa pechuga en su relación proteína-grasa. Además, aporta vitaminas del grupo B, especialmente B3 (niacina) y B6, fundamentales para el metabolismo energético y la salud del sistema nervioso, junto con minerales como el fósforo, el potasio y el selenio.

Comparativamente, mientras que otras partes del pollo como los muslos o las alitas pueden alcanzar hasta un 15% de contenido graso, el solomillo mantiene niveles mínimos de lípidos sin sacrificar el sabor. Su aporte calórico ronda las 110 calorías por 100 gramos, lo que lo convierte en el aliado perfecto para dietas de control de peso o para deportistas que buscan maximizar su ingesta proteica sin incorporar calorías innecesarias. Esta composición nutricional tan favorable se debe en gran medida a su ubicación anatómica y a la función mecánica que cumple esta musculatura en el animal, que al no estar sometida a grandes esfuerzos, desarrolla menos tejido conjuntivo y grasa intramuscular.

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