Abrir el grifo y llenar un vaso es un gesto tan cotidiano que rara vez nos detenemos a pensar en ello. Sin embargo, detrás de esa acción aparentemente simple se esconde una realidad que merece nuestra atención. La calidad del agua del grifo y las precauciones que debemos tomar para consumirla de forma segura son temas que nos conciernen a todos.
En un mundo donde la información fluye a raudales, a menudo nos encontramos con consejos y recomendaciones contradictorias sobre la potabilidad del agua del grifo. Entre ellos, destaca una regla sencilla pero crucial: la regla de las cuatro horas. Un principio básico para garantizar que el agua que bebemos sea lo más segura posible, especialmente después de un período de inactividad en nuestras tuberías.
2¿QUÉ SUSTANCIAS PUEDEN CONTAMINAR EL AGUA DEL GRIFO?

El agua del grifo puede contener una variedad de sustancias, algunas de las cuales son beneficiosas para la salud, mientras que otras pueden ser perjudiciales si se consumen en grandes cantidades. Entre las sustancias más comunes que se encuentran en el agua del grifo se encuentran los minerales, como el calcio y el magnesio, que son esenciales para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Sin embargo, también pueden estar presentes sustancias como el cloro, los subproductos de la desinfección, los metales pesados y los microorganismos. Un cóctel de elementos que debemos conocer.
El cloro se utiliza en las plantas potabilizadoras para desinfectar el agua y eliminar bacterias y virus. Sin embargo, la cloración puede generar subproductos, como los trihalometanos (THM), que se han asociado con un mayor riesgo de cáncer. Los niveles de THM en el agua del grifo están regulados por la normativa europea y española, pero es importante asegurarse de que se cumplen los límites establecidos. Un control necesario para proteger nuestra salud.
Los metales pesados, como el plomo y el cobre, pueden llegar al agua del grifo a través de las tuberías, especialmente en edificios antiguos con tuberías de plomo. La exposición prolongada a estos metales puede tener efectos negativos en la salud, especialmente en niños y mujeres embarazadas. Por eso, es fundamental seguir la regla de las cuatro horas y, en caso de duda, analizar el agua para detectar la presencia de metales pesados. Una precaución que puede evitar problemas graves.