Carmona, ese nombre, resuena poco más allá de los valles cántabros, pero alberga un secreto que merece ser desvelado. Cantabria guarda entre sus montañas un tesoro inesperado: un pueblo de apenas 170 habitantes donde el tiempo parece haberse detenido, y donde un palacio emerge como un testimonio silencioso de historias pasadas.
Olvidémonos por un momento de las playas abarrotadas y las ciudades bulliciosas; adentrémonos en la Cantabria más auténtica, esa que se esconde tras la niebla matutina y se revela en la sonrisa amable de sus gentes. Carmona no es solo un pueblo, es una experiencia, un viaje a un mundo donde la naturaleza y la arquitectura conviven en perfecta armonía.
4DESCUBRIENDO LOS ALREDEDORES DE CARMONA: NATURALEZA EN ESTADO PURO
La ubicación estratégica de Carmona permite explorar otros rincones de interés de la zona. A pocos kilómetros se encuentra el Parque Natural de Saja-Besaya, un espacio protegido de gran valor ecológico donde se pueden realizar rutas de senderismo y observar una gran variedad de especies animales y vegetales. Un paraíso natural que complementa la belleza de Cantabria.
Otro de los atractivos cercanos a Carmona es el pueblo de Barcena Mayor, considerado uno de los pueblos más bonitos de España. Su arquitectura tradicional, sus calles empedradas y su entorno natural hacen de este lugar una visita obligada para quienes se acercan a la zona. Un ejemplo del encanto rural que caracteriza a Cantabria.
Para los amantes de la historia y el arte, la cercana villa de Santillana del Mar ofrece un rico patrimonio cultural. Su colegiata románica, sus casas señoriales y su famoso Museo de Altamira son algunos de los atractivos que hacen de este lugar un destino imprescindible. Un reflejo del legado histórico y artístico que atesora Cantabria.