lunes, 31 marzo 2025

La OMS revela la edad exacta en la que dejas de ser joven y comienza la vejez

El debate sobre cuándo comienza realmente la vejez ha sido motivo de controversia durante décadas, con definiciones que varían según culturas, épocas y percepciones individuales. La OMS ha publicado recientemente un informe detallado donde establece rangos de edad que definen oficialmente las distintas etapas vitales, trazando una línea más clara entre juventud, madurez y senectud. Este organismo internacional busca con ello estandarizar criterios que sirvan tanto para la elaboración de políticas sanitarias como para estudios demográficos a nivel mundial.

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Durante años, la sociedad ha establecido convencionalismos arbitrarios sobre las etapas de la vida, generalmente vinculados a la edad de jubilación o a determinados hitos sociales que poco tienen que ver con la realidad biológica o funcional de las personas. Con esta nueva clasificación, se cuestiona la percepción tradicional que asociaba automáticamente la vejez con los 65 años, aportando un enfoque más actualizado que refleja tanto los avances en longevidad como las mejoras en la calidad de vida durante la tercera edad en los países desarrollados.

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MADUREZ TARDÍA: LA ANTESALA DE LA VEJEZ QUE REDEFINE LOS 60

Fuente: Freepik

Contrariamente a lo que se ha considerado tradicionalmente, cumplir 60 años no marca el inicio de la vejez según los nuevos criterios de la OMS. Esta edad inaugura una etapa denominada «madurez tardía», que se extiende hasta los 78 años. Se trata de un periodo de transición donde, si bien aparecen algunos signos más evidentes de envejecimiento, la mayoría de personas mantienen altos niveles de autonomía y capacidad funcional. Los expertos en geriatría avalados por la OMS destacan que, con los avances médicos y las mejoras en nutrición y estilos de vida, esta etapa puede vivirse con plenitud y alta calidad de vida.

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Durante la madurez tardía ocurren cambios fisiológicos inevitables como la disminución de la densidad ósea, la reducción de la masa muscular o el declive en ciertos aspectos de la función cognitiva. Sin embargo, estos cambios varían enormemente entre individuos y no implican necesariamente limitaciones significativas. Las investigaciones más recientes citadas por la OMS demuestran que mantener la actividad física y mental durante esta etapa resulta fundamental. Los programas específicos de ejercicio adaptado, junto con una alimentación equilibrada rica en nutrientes neuroprotectores como antioxidantes y ácidos grasos omega-3, pueden ralentizar considerablemente el proceso de envejecimiento y preservar la autonomía personal.

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