viernes, 21 marzo 2025

El tercer clic de WhatsApp: ¿mejora de privacidad o mayor control para los usuarios?

WhatsApp, la aplicación de mensajería más utilizada a nivel mundial, sigue acusado de rumores desde 2021 de una nueva actualización que suscita un intenso debate: el tercer tic azul, que señalaría cuando un mensaje ha sido leído por alguien que no es el destinatario. Aunque esta función se presentaría como una mejora de la ciberseguridad para salvaguardar los datos personales de los usuarios, genera divisiones entre quienes la consideran un avance en la protección de la privacidad y quienes la ven como un control excesivo.

El tercer tic no sería la única modificación polémica en reciente tiempo. WhatsApp ha introducido una serie de restricciones bajo la premisa de mejorar la protección de datos, como la imposibilidad de realizar capturas de pantalla de las fotos de perfil, la desaparición de imágenes enviadas en modo “ver una sola vez” sin dejar rastro y un aumento en los filtros de privacidad en los estados. Esta situación nos lleva a cuestionarnos: ¿realmente estamos ganando en privacidad o estamos sacrificando nuestra libertad dentro de la aplicación?

LA PRIVACIDAD COMO ARGUMENTO, EL CONTROL COMO CONSECUENCIA

Desde hace años, WhatsApp se enfrenta al dilema de equilibrar la seguridad con la comodidad del usuario. En 2014, la inclusión del doble tic azul, que indica que un mensaje ha sido leído, generó un gran debate; para algunos, es una herramienta útil, mientras que otros la consideran una invasión a la privacidad. Como compromiso, la plataforma permitió desactivar la confirmación de lectura, aunque con la condición de que al hacerlo, los usuarios tampoco podrían ver si sus mensajes fueron leídos por otros.

Por esta razón, el tercer tic seguiría esta misma lógica: solo afectaría a aquellos que han activado la opción de «visto», lo que significa que no sería obligatorio para todos. Sin embargo, su repercusión va más allá de una simple notificación. Con esta característica, WhatsApp introduce un nuevo nivel de supervisión dentro de la aplicación, permitiendo no solo saber si alguien ha leído tu mensaje, sino también si se ha difundido fuera de la conversación.

Por un lado, esta función contribuiría a proteger la privacidad de las conversaciones, evitando que terceros compartan información sin autorización. Por otro lado, intensificaría la sensación de vigilancia en la plataforma. WhatsApp, que originalmente comenzó como una aplicación sencilla y directa, está evolucionado a un ecosistema donde cada acción está sujeta a regulación, por lo que no sorprendería a los usuarios la veracidad de este rumor.

EVOLUCIÓN DE LA PRIVACIDAD EN WHATSAPP

Foto sola una vez Moncloa
Actualización WhatsApp de visualización única. Fuente propia

Cuando WhatsApp fue lanzado en 2009, su principal atractivo residía en su simplicidad. A diferencia de los mensajes de texto tradicionales, permitía el envío ilimitado de mensajes sin coste adicional. En aquel entonces, no había confirmaciones de lectura, cifrado de extremo a extremo ni características avanzadas de seguridad. Con el tiempo, la aplicación ha incorporado diversas medidas para salvaguardar la privacidad, pero esto ha conllevado un aumento en las restricciones sobre las acciones permitidas a los usuarios.

Las actualizaciones más recientes de WhatsApp han introducido cambios significativos en su funcionamiento. En 2014, la incorporación del doble tic azul generó polémica al considerarse una violación de la privacidad de los usuarios. En 2016, se implementa el cifrado de extremo a extremo, lo que mejoró la seguridad al proteger los mensajes de la interceptación, aunque también redujo la capacidad de las autoridades para intervenir en cuestiones de seguridad. En 2021, se introdujeron los mensajes temporales que se autodestruyen después de un tiempo, y entre 2022 y 2024 se establecieron restricciones para capturar pantallas de fotos de perfil y de imágenes enviadas con la opción de «ver una vez».

El fin de todas estas funciones es mejorar la seguridad de los usuarios. Sin embargo, estas medidas han transformado WhatsApp en un entorno donde la flexibilidad de los usuarios se ha visto mermada e incrementan las normativas que la plataforma impone.

PRIVACIDAD SELECTIVA: ¿QUIÉN DECIDE QUÉ SE PROTEGE?

Conversacion WhatsApp edited Moncloa
Conversación WhatsApp. Fuente: Freepik

El problema con las actualizaciones de WhatsApp radica en que la privacidad no se aplica de manera uniforme. La plataforma ha implementado restricciones para evitar que los usuarios realicen capturas de pantalla de fotos de perfil o de imágenes enviadas en modo “ver una vez”, lo que, en teoría, debería proteger nuestro contenido. Sin embargo, estas medidas no son infalibles, ya que no impiden que alguien tome una foto con otro dispositivo o utilice herramientas externas para guardar información. Esto genera una sensación de seguridad relativa: dentro de la aplicación parece que estamos protegidos, pero fuera de ella existen múltiples maneras de eludir estas restricciones.

Asimismo, WhatsApp ha centrado su atención en implementar estas medidas mientras que otros problemas de seguridad más urgentes permanecen sin resolver. La suplantación de identidad sigue siendo una preocupación, ya que cualquier persona puede crear un perfil falso utilizando una imagen obtenida de Internet. Además, las estafas y mensajes fraudulentos continúan proliferando, a pesar de los esfuerzos realizados para detectar cuentas sospechosas. Por otra parte, el spam y la difusión de información falsa siguen siendo riesgos significativos, haciendo de WhatsApp una de las principales plataformas afectadas por estas problemáticas.

En contraste, otras aplicaciones han abordado la privacidad de maneras diferentes. Por ejemplo, Telegram permite a los usuarios iniciar chats secretos que incluyen mensajes autodestructivos, sin restringir la capacidad de hacer capturas de pantalla. Signal, por su parte, se centra en un cifrado avanzado que protege las conversaciones incluso fuera de la plataforma. La diferencia esencial radica en que estas aplicaciones ofrecen a los usuarios herramientas para gestionar su propia privacidad, mientras que WhatsApp impone restricciones que pueden percibirse como un exceso de control. 

¿EL FUTURO DE WHATSAPP SERÁ CADA VEZ MÁS CERRADO?

Icono WhatsApp Moncloa
Icono WhatsApp con notificaciones. Fuente propia

Si algo han demostrado las últimas actualizaciones es que WhatsApp avanza hacia un modelo más cerrado y controlado, donde la privacidad es un factor clave, pero también un pretexto para implementar nuevas restricciones. El posible tercer tic azul, la eliminación de capturas de pantalla y otras medidas similares podrían ser solo el comienzo de un sistema donde cada vez haya menos margen para la espontaneidad y más regulaciones sobre lo que se puede hacer.

Algunos usuarios han comenzado a buscar alternativas en aplicaciones como Signal o Telegram, que ofrecen más flexibilidad en la gestión de la privacidad. Sin embargo, la enorme base de usuarios de WhatsApp sigue siendo su mayor fortaleza, lo que permite tomar decisiones sin temor a perder gran parte de su público.

Las nuevas políticas reflejan un cambio en el modelo de uso de la app. Antes la idea era que los usuarios tuvieran total libertad sobre sus mensajes. Ahora, WhatsApp actúa como un regulador, estableciendo límites sobre lo que se puede compartir y cómo se puede hacer.