lunes, 24 marzo 2025

Este es el producto que más se roba en los supermercados de España

El panorama de la seguridad en el comercio minorista español ha experimentado un cambio significativo en los últimos meses, evidenciando una nueva tendencia en los patrones de hurto. Los supermercados de todo el país están siendo testigos de un fenómeno sin precedentes que refleja la actual situación económica y social de España: el aceite de oliva se ha convertido en el producto más sustraído, desbancando al alcohol que tradicionalmente ocupaba este dudoso primer puesto. Este giro inesperado no solo revela las consecuencias directas del encarecimiento de los productos básicos, sino que también pone de manifiesto la presión económica que soportan muchos hogares españoles.

La situación actual no deja de ser paradójica y preocupante a partes iguales. El denominado «oro líquido», seña de identidad de la gastronomía española y pilar fundamental de la dieta mediterránea, se ha transformado en un artículo de lujo para muchas familias debido a su desmedido incremento de precio. Los datos proporcionados por las principales cadenas de distribución confirman esta nueva realidad: las botellas de aceite de oliva están siendo protegidas con sistemas antihurto similares a los utilizados en productos tecnológicos o alta gama, una imagen que hace apenas unos años habría resultado completamente inverosímil en los pasillos de nuestros supermercados.

2
RADIOGRAFÍA DEL HURTO EN LOS SUPERMERCADOS ESPAÑOLES

Fuente: freepik

Los datos no dejan lugar a dudas: el panorama del hurto en los establecimientos comerciales ha experimentado un giro radical. Según los informes más recientes de las asociaciones de distribuidores, el aceite de oliva ha desplazado al alcohol como el producto más sustraído en los supermercados españoles, un cambio que refleja la adaptación del hurto a las nuevas realidades económicas. Esta tendencia, lejos de ser anecdótica, evidencia un problema estructural que afecta directamente a la rentabilidad del sector y, en última instancia, repercute en los precios finales que pagan todos los consumidores.

El perfil del sustractor también ha evolucionado. Ya no se trata exclusivamente del clásico carterista oportunista, sino que se detecta un aumento significativo de hurtos organizados y sistemáticos enfocados específicamente en productos de alto valor como el aceite de oliva. Estas redes operan con métodos cada vez más sofisticados, desde la utilización de bolsas forradas especialmente diseñadas para burlar los sistemas antihurto hasta la creación de distracciones coordinadas que facilitan la sustracción de mercancía. Los supermercados se enfrentan así a un doble desafío: proteger un producto que antes no requería especial vigilancia y hacerlo sin entorpecer la experiencia de compra de los clientes honestos.