El panorama automovilístico actual sorprende a muchos usuarios cuando descubren un hueco vacío donde antes se ubicaba un elemento que consideraban imprescindible. Los coches modernos llegan cada vez con más frecuencia a los concesionarios desprovistos de aquello que durante décadas fue un seguro de vida para los conductores: la rueda de repuesto. Esta tendencia, que comenzó como una excepción en modelos específicos, se ha extendido progresivamente hasta convertirse en una norma que afecta a prácticamente todas las marcas y segmentos del mercado.
Numerosos conductores se preguntan por qué los fabricantes han tomado esta decisión que, a primera vista, parece perjudicar directamente al usuario final. La respuesta tiene múltiples aristas, pero la principal se relaciona con los cada vez más estrictos requisitos medioambientales que deben cumplir los fabricantes. El peso es un enemigo directo del consumo y, por ende, de las emisiones contaminantes, por lo que eliminar componentes como la rueda de repuesto (que puede superar los 20 kilogramos) representa una solución sencilla para acercarse a los objetivos impuestos por las normativas europeas.
1LA BATALLA CONTRA EL PESO: CADA GRAMO CUENTA

El sector automovilístico se enfrenta a un reto sin precedentes en materia medioambiental. Las regulaciones sobre emisiones en la Unión Europea se endurecen año tras año, obligando a los fabricantes a buscar soluciones innovadoras para reducir la huella de carbono de sus vehículos sin sacrificar prestaciones ni seguridad. La eliminación de la rueda de repuesto se enmarca precisamente en esta estrategia global de reducción de peso.
Un coche más ligero consume menos combustible y emite menos CO2, una ecuación perfectamente comprendida por los ingenieros de todas las marcas. Los estudios técnicos demuestran que cada 100 kilogramos menos en el peso total de un vehículo pueden traducirse en reducciones de hasta 0,5 litros en el consumo por cada 100 kilómetros recorridos. La ausencia de rueda de repuesto, junto con su correspondiente gato y herramientas, puede suponer un ahorro de hasta 25 kilogramos dependiendo del modelo y tamaño del neumático, una cifra nada desdeñable en el cómputo global de emisiones de una flota completa.