La seguridad al volante depende de numerosos factores que a menudo pasamos por alto en nuestra rutina diaria. Los retrovisores constituyen uno de los elementos más críticos para garantizar una conducción segura, pero sorprendentemente son muchos los conductores que no saben configurarlos correctamente. Esta falta de conocimiento provoca situaciones de riesgo innecesarias que podrían evitarse con un simple ajuste adecuado.
El famoso ángulo muerto es responsable de miles de accidentes cada año en las carreteras españolas, principalmente durante maniobras de cambio de carril o incorporaciones a vías rápidas. Estos puntos ciegos representan zonas que quedan fuera del campo visual del conductor, incluso utilizando los espejos retrovisores convencionales. La buena noticia es que existe una técnica eficaz para minimizar este problema, aunque muchos conductores desconocen cómo implementarla correctamente en su día a día.
2EL MÉTODO DEFINITIVO PARA AJUSTAR CORRECTAMENTE LOS RETROVISORES

La técnica más efectiva para configurar los retrovisores y eliminar prácticamente por completo el ángulo muerto comienza con el espejo retrovisor central. Este debe ajustarse para ofrecer una visión completa de la luneta trasera, asegurando que no haya obstáculos que limiten la visibilidad. Una vez configurado correctamente, es fundamental mantener la posición natural de conducción para proceder con el ajuste de los espejos laterales, pues cualquier variación posterior en la postura afectará negativamente al campo visual obtenido.
Para los retrovisores laterales, el método consiste en inclinarlos más hacia fuera de lo que tradicionalmente se suele hacer. Con el retrovisor izquierdo, el conductor debe apoyar la cabeza contra la ventanilla e inclinar el espejo hasta ver apenas el lateral del vehículo. Para el derecho, debe inclinarse hacia el centro del coche y ajustarlo siguiendo el mismo principio. De esta forma, cuando el conductor vuelva a su posición normal, los retrovisores mostrarán principalmente las zonas laterales en lugar de reflejar gran parte del propio vehículo. Esta configuración permite que cuando un coche desaparezca del retrovisor central, aparezca inmediatamente en el lateral correspondiente, eliminando así el temido punto ciego.