La seguridad al volante depende de numerosos factores que a menudo pasamos por alto en nuestra rutina diaria. Los retrovisores constituyen uno de los elementos más críticos para garantizar una conducción segura, pero sorprendentemente son muchos los conductores que no saben configurarlos correctamente. Esta falta de conocimiento provoca situaciones de riesgo innecesarias que podrían evitarse con un simple ajuste adecuado.
El famoso ángulo muerto es responsable de miles de accidentes cada año en las carreteras españolas, principalmente durante maniobras de cambio de carril o incorporaciones a vías rápidas. Estos puntos ciegos representan zonas que quedan fuera del campo visual del conductor, incluso utilizando los espejos retrovisores convencionales. La buena noticia es que existe una técnica eficaz para minimizar este problema, aunque muchos conductores desconocen cómo implementarla correctamente en su día a día.
1¿QUÉ ES REALMENTE EL ÁNGULO MUERTO Y POR QUÉ ES TAN PELIGROSO?
El ángulo muerto se define técnicamente como aquella zona alrededor del vehículo que queda fuera del campo visual directo del conductor y que tampoco puede visualizarse a través de los retrovisores cuando están configurados de manera tradicional. Este fenómeno ocurre principalmente en los laterales traseros del vehículo, donde se generan espacios invisibles para el conductor, y representa un peligro constante durante la circulación. La particularidad de estos puntos ciegos es que pueden ocultar completamente la presencia de otros vehículos, ciclistas o incluso peatones que se encuentren en zonas adyacentes.
Las estadísticas son alarmantes: en España, aproximadamente un 8% de los accidentes en vías interurbanas están relacionados directamente con el ángulo muerto. Los retrovisores mal ajustados multiplican este riesgo, especialmente en autopistas y autovías donde las velocidades son más elevadas. La DGT ha alertado repetidamente sobre esta problemática, señalando que muchos conductores no son conscientes de las limitaciones visuales que experimentan al volante. Un simple cambio de carril puede convertirse en una maniobra potencialmente mortal si no se comprueba adecuadamente la presencia de otros usuarios en estos puntos ciegos.
