En cada rincón de nuestras ciudades se libra una batalla silenciosa por el espacio de aparcamiento. La multa por estacionar incorrectamente puede convertirse en una desagradable sorpresa que afecte seriamente a nuestro bolsillo, especialmente cuando desconocemos normas específicas como la distancia mínima entre vehículos. El código de circulación español establece con claridad que los conductores deben mantener una separación mínima al aparcar, una medida que muchos desconocen pero que las autoridades vigilan con creciente rigor en tiempos donde el espacio urbano es cada vez más limitado.
La distancia de 30 centímetros puede parecer insignificante a simple vista, pero representa un margen crucial para la seguridad vial y la correcta circulación en nuestras ciudades. Esta normativa no es un capricho administrativo sino una necesidad práctica para garantizar que los vehículos puedan maniobrar sin dificultades y que los peatones dispongan del espacio necesario para transitar. Ignorar esta regla puede derivar en sanciones económicas considerables, además de potenciales problemas de movilidad urbana que afectan al conjunto de la ciudadanía.
1LA NORMATIVA QUE REGULA LAS DISTANCIAS DE APARCAMIENTO EN ESPAÑA

El Reglamento General de Circulación especifica que los vehículos deben estacionarse a una distancia mínima de 30 centímetros respecto a otros vehículos ya aparcados. Esta regulación, aunque pueda parecer excesivamente detallista, responde a criterios técnicos desarrollados tras años de estudio sobre movilidad urbana. La normativa establece claramente que no respetar esta distancia mínima supone una infracción que puede ser sancionada con multas que alcanzan los 200 euros, una cantidad nada despreciable para la economía familiar media española. El objetivo principal de esta regulación no es recaudatorio sino preventivo, buscando facilitar la circulación y minimizar los daños que pueden producirse durante las maniobras en espacios limitados.
La legislación sobre aparcamiento ha evolucionado considerablemente en las últimas décadas, adaptándose a la creciente densidad de vehículos en nuestras ciudades. Las administraciones locales tienen competencia para establecer normas específicas que complementen la legislación general, siempre que no la contradigan. Muchos ayuntamientos han desarrollado ordenanzas municipales que refuerzan la multa por incumplimiento de las distancias mínimas, especialmente en zonas de alta densidad de tráfico o en calles estrechas donde cada centímetro resulta vital para garantizar la correcta circulación de vehículos y personas. Esta normativa forma parte de un conjunto más amplio de regulaciones destinadas a organizar el cada vez más complejo ecosistema de movilidad urbana.