La preocupación sobre la presencia de residuos químicos en los alimentos crece cada día más entre los consumidores españoles. Las fresas son una de las frutas más deliciosas y esperadas de la temporada primaveral, pero también figuran habitualmente en las listas de productos con mayor concentración de pesticidas, lo que genera inquietud entre quienes desean disfrutar de esta exquisita fruta sin riesgos para la salud. Diversas recomendaciones circulan por internet, desde baños de vinagre hasta soluciones con bicarbonato o sal, prometiendo eliminar estos compuestos potencialmente nocivos.
Contrario a lo que muchos creen, los métodos más populares no siempre resultan ser los más efectivos para eliminar los pesticidas de estos pequeños frutos rojos. Estudios recientes demuestran que existe un procedimiento mucho más simple y accesible que cualquier otro: utilizar agua muy fría combinada con un cepillo suave. Esta técnica, respaldada por investigaciones científicas, no solo preserva el sabor natural de la fruta sino que también garantiza una limpieza profunda sin necesidad de utilizar productos adicionales que podrían alterar sus cualidades organolépticas.
3EL PAPEL FUNDAMENTAL DEL CEPILLO EN LA LIMPIEZA PROFUNDA

Si bien el agua fría constituye un elemento crucial en este método de limpieza, la incorporación de un cepillo suave específico para frutas marca la diferencia respecto a otros procedimientos. Las fresas presentan una superficie irregular con pequeñas hendiduras donde los pesticidas pueden quedar atrapados, haciendo que el simple remojo o enjuague resulte insuficiente para una limpieza completa. El cepillado suave pero meticuloso permite acceder a estas zonas difíciles, eliminando los residuos que podrían permanecer incluso tras un lavado aparentemente exhaustivo.
El tipo de cepillo ideal para esta tarea debe contar con cerdas suaves que no dañen la delicada piel de las fresas pero que sean lo suficientemente firmes para realizar una limpieza efectiva. Existen en el mercado cepillos específicamente diseñados para frutas y verduras, aunque también puede utilizarse un cepillo de dientes nuevo de cerdas suaves o un cepillo para uñas limpio. La combinación del agua fría con la acción mecánica del cepillado, aplicada con movimientos circulares suaves por toda la superficie de cada fresa, potencia el efecto limpiador y garantiza la eliminación de la mayor parte de los residuos químicos presentes en la fruta.