El milagro de la vida comienza en el útero materno, un santuario cálido y seguro donde el feto se desarrolla durante nueve meses. Sin embargo, al nacer, el bebé se enfrenta a un mundo radicalmente diferente, un entorno lleno de estímulos y desafíos para los que aún no está completamente preparado, por este motivo se habla de la exterogestación. Este concepto, relativamente desconocido para muchos, se refiere al periodo de adaptación extrauterina que todo recién nacido necesita para completar su desarrollo, una especie de «segundo embarazo» fuera del vientre materno.
La exterogestación, también conocida como «gestación exterior» o «cuarto trimestre», abarca los primeros meses de vida del bebé, un tiempo crucial en el que necesita contacto físico constante, calor, alimento y, sobre todo, mucho amor. Comprender las necesidades del recién nacido durante esta etapa es fundamental para garantizar su bienestar y su correcto desarrollo físico y emocional.
EL CUARTO TRIMESTRE, UN PERIODO CRUCIAL PARA EL BEBÉ

El nacimiento marca el inicio de una nueva etapa, pero no implica que el bebé esté completamente listo para la vida fuera del útero, para nada es así. Los primeros tres meses de vida, conocidos como el cuarto trimestre, son un periodo de transición en el que el recién nacido necesita adaptarse a un entorno radicalmente diferente al que ha conocido durante su gestación.
Durante la exterogestación, el bebé busca recrear las sensaciones que experimentaba en el útero materno, un entorno cálido y acogedor donde se sentía protegido y seguro. El contacto piel con piel, el arrullo, el balanceo y la succión son elementos clave para calmar al bebé y ayudarle a regular su temperatura, su ritmo cardíaco y su respiración, que aprenda a vivir en este mundo.
Es fundamental que los padres comprendan que el llanto del bebé durante este periodo no es un capricho, sino una forma de comunicación, una manera de expresar sus necesidades básicas. Responder a su llanto con prontitud y cariño es esencial para fortalecer el vínculo afectivo y brindarle la seguridad que necesita para adaptarse al mundo exterior, en el que acaba de llegar.
CONTACTO PIEL CON PIEL, UN ABRAZO QUE SANA Y FORTALECE
El contacto piel con piel, también conocido como «método canguro», es una práctica ancestral que consiste en colocar al bebé desnudo o semidesnudo sobre el pecho desnudo de la madre o el padre. Este contacto íntimo y prolongado tiene múltiples beneficios para el recién nacido, tanto a nivel físico como emocional, por este motivo siempre se recomienda que se realice.
Durante la exterogestación, el contacto piel con piel ayuda a regular la temperatura corporal del bebé, su ritmo cardíaco y su respiración, disminuyendo los niveles de cortisol. Además, favorece la lactancia materna, fortalece el vínculo afectivo y promueve el desarrollo neurológico del bebé, generando un apego que va más allá de la propia vida.
El contacto piel con piel no es exclusivo de la madre, el padre también puede y debe participar en esta práctica, creando un lazo único con su hijo. Este contacto paterno temprano es beneficioso tanto para el bebé como para el padre, ya que reduce el estrés, aumenta la confianza y fomenta la implicación en el cuidado del recién nacido y ayuda a crear vínculos muy fuertes.
EL PORTEO, UNA FORMA DE LLEVAR AL BEBÉ CERCA Y SEGURO
El porteo, que consiste en llevar al bebé sujeto al cuerpo del adulto mediante un portabebés ergonómico, es otra práctica muy recomendada durante la exterogestación. El porteo permite al bebé mantener un contacto físico constante con el adulto, lo que le proporciona seguridad, calma y bienestar, algo que no es fácil de trasmitir con palabras.
Al estar en contacto con el cuerpo del adulto, el bebé se siente protegido y arropado, lo que le ayuda a regular su temperatura, su ritmo cardíaco y su respiración. Además, el porteo favorece el desarrollo de la musculatura del bebé, estimula su sistema vestibular (responsable del equilibrio) y le permite observar el mundo desde una perspectiva privilegiada.
Existen diferentes tipos de portabebés ergonómicos, desde fulares y bandoleras hasta mochilas y mei tais. Es importante elegir un portabebés que se adapte a la edad y al peso del bebé, y que garantice una postura fisiológica correcta, respetando la curvatura natural de su espalda y la posición de sus caderas.
LA LACTANCIA MATERNA A DEMANDA, EL MEJOR ALIMENTO PARA EL BEBÉ
La leche materna es el alimento ideal para el recién nacido, ya que contiene todos los nutrientes que necesita para crecer y desarrollarse de forma óptima. La lactancia materna a demanda, es decir, sin horarios fijos ni restricciones, es la forma más natural y beneficiosa de alimentar al bebé durante la exterogestación.
La leche materna no solo proporciona alimento, sino que también transmite anticuerpos que protegen al bebé de infecciones y enfermedades. Además, la lactancia materna favorece el vínculo afectivo entre la madre y el hijo, y contribuye a la recuperación física de la madre tras el parto, lo que la naturaleza tiene muy bien pensada.
Durante la exterogestación, el bebé necesita alimentarse con frecuencia, tanto de día como de noche, para satisfacer sus necesidades nutricionales y emocionales. Es importante que la madre confíe en su capacidad para producir la leche que su hijo necesita, y que busque apoyo y asesoramiento si tiene dificultades con la lactancia, para evitar que el bebe se quede con hambre.
ATENDER EL LLANTO DEL BEBÉ, UNA FORMA DE COMUNICACIÓN ESENCIAL
El llanto es la principal forma de comunicación del bebé durante sus primeros meses de vida, una manera de expresar sus necesidades y de reclamar la atención de sus cuidadores. Atender el llanto del bebé con prontitud y cariño es fundamental para su bienestar emocional y su desarrollo, durante la exterogestación, y también en el resto de su desarrollo como bebe.
Durante la exterogestación, el bebé llora por diversas razones: hambre, frío, calor, incomodidad, necesidad de contacto físico o simplemente porque se siente solo o asustado. No hay que temer «malcriar» al bebé por cogerlo en brazos o consolarlo cuando llora, al contrario, es fundamental responder a sus necesidades para que se sienta seguro y protegido, en su nuevo mundo.
El llanto del bebé puede resultar agotador para los padres, especialmente durante los primeros meses de vida. Es importante que los padres se turnen para cuidar al bebé, que busquen apoyo en familiares o amigos, y que se permitan descansar cuando lo necesiten, el cuidado de un bebe en la exterogestación puede ser muy demandante. Recordar que un bebé tranquilo y feliz es el reflejo de unos padres que comprenden y atienden sus necesidades.