El té matcha ha dejado de ser un producto reservado para cafeterías especializadas y se ha colado en la cesta de la compra habitual. Sin embargo, no es tan fácil encontrar matcha de calidad en los supermercados convencionales, y es justo ahí donde comienza el problema. Entre tanta variedad, resulta complicado identificar cuál es realmente bueno y cuál es solo un polvo verde más, camuflado entre etiquetas atractivas y mensajes publicitarios.
La clave para distinguir un auténtico matcha reside en algo tan sencillo como su precio, aunque pueda sonar poco elegante decirlo así. Un buen matcha debería costar al menos 1 euro el gramo para garantizar su calidad, porque detrás de ese precio hay un proceso artesanal, selectivo y minucioso que lo diferencia claramente del resto. Saber esto puede marcar la diferencia entre disfrutar de un matcha auténtico o acabar consumiendo un producto mediocre que solo se le parece en el nombre.
2COLOR Y TEXTURA, DOS INDICADORES CLAVES DEL MATCHA AUTÉNTICO
Además del precio, el aspecto visual del matcha es fundamental para determinar su calidad. Un matcha de calidad presenta un color verde brillante, intenso, casi fluorescente, lo que demuestra que ha sido elaborado con hojas jóvenes, tiernas y cultivadas a la sombra. un polvo opaco o amarillento indica claramente mala calidad, porque seguramente proviene de hojas maduras o de procesos industriales poco cuidadosos.
También conviene fijarse en la textura del producto. El auténtico matcha debe ser fino y suave al tacto, parecido a la harina o al talco. Un producto con partículas visibles o grumos significa una molienda deficiente, que afectará negativamente a la experiencia de consumo. Un matcha de calidad se disuelve rápidamente al batirlo, formando una espuma densa y cremosa en pocos segundos.
Al observar el envase, siempre es recomendable elegir productos en latas herméticas o bolsas con cierre zip, ya que la exposición al aire deteriora rápidamente el sabor y propiedades antioxidantes del matcha. Un empaquetado adecuado es señal de que el fabricante valora su producto y desea proteger su calidad hasta el momento del consumo.