Los congresos regionales del PSOE han confirmado el dominio orgánico que disfruta Pedro Sánchez, que se ha hecho con el control de las federaciones de la Comunidad de Madrid, Castilla y León y Aragón, y ha retenido la de Andalucía con la ayuda de la vicepresidenta del Gobierno María Jesús Montero.
Una vez solventadas estas operaciones gracias a la eficaz ayuda de su escudero más fiel, el secretario de Organización Santos Cerdán, el próximo objetivo del presidente del Gobierno pasa por realizar una maniobra que le garantice el control del Grupo Prisa.
Esta operación permitiría que Sánchez, sea cual sea el resultado de las elecciones generales de 2027, mantenga el control del partido hegemónico de la izquierda española al contar con poder en el principal partido y el gran brazo mediático del mundo progresista.
En 2023 Sánchez se enfrentaba a unas elecciones imposibles y, ante una más que probable hecatombe, intentó garantizarse su control del PSOE colocando a los suyos en los primeros puestos de las listas del Congreso y Senado.
En esos momentos, en La Moncloa advirtieron con preocupación las reuniones celebradas entre el presidente del Grupo Prisa Joseph Oughourlian, que no deja de ser el presidente del fondo buitre Amber Capital, con el que en aquel tiempo era tratado en Madrid como presidente in pectore Alberto Núñez Feijóo.
Es por ello que para 2027 los socialistas pretenden que Prisa esté bajo el control de unos empresarios que no repitan el entreguismo que Juan Luis Cebrián mostró hacia el Gobierno de Mariano Rajoy.
LAS 7 CLAVES PARA REPETIR MILAGRO
Sánchez volteó las encuestas en 2023 y, en su tónica de no dar ni un solo balón por perdido, afronta las de 2027 con energía.
7 serán las claves para que el líder socialista pueda repetir milagro.
1- Llave de judo a la derecha autóctona y global
Sánchez quiere volver a utilizar el ruido de la derecha para salvar el partido. El gran gurú del PP Pedro Arriola le decía a sus jefes José María Aznar y Mariano Rajoy que la derecha perdía cuando se ponía ruidosa. Y es que casi 4 décadas de Régimen franquista habían vacunado a España contra una derecha autoritaria, nacionalista y contraria a la alegre diversidad del país.
En 2008 José Luis Rodríguez Zapatero le reconocía a Iñaki Gabilondo cuando creía que tenía el micrófono apagado que les convenía la «tensión». Y es que esa tensión arruinó las campañas del PP en 1993 (marcada por los discursos guerracivilistas del sindicato del crimen), 2004 (manchada por las mentiras de Aznar sobre 11M), 2019 (con las tres derechas estrellándose tras exhibir banderas rojigualdas en Colón) y 2023 (con Santiago Abascal lanzando advertencias a Cataluña y copando gobiernos regionales de tinte involucionista).
La ola trumpista que bendicen abiertamente Isabel Díaz Ayuso y Santiago Abascal puede acabar beneficiando a Sánchez, que podría salir muy favorecido en la comparativa con líderes internacionales como Donald Trump, Javier Milei, Giorgia Meloni y, sobre todo, el genocida Benjamín Netanyahu.
2- Seguir aprovechando los anémicos liderazgos de la derecha española
Sánchez se deshizo con facilidad de Mariano Rajoy (carbonizado por la Gürtel y los recortes antisociales), Pablo Casado (que cual adolescente se movía a golpe de impulsos) y Albert Rivera (que marcaba las líneas estratégicas de Ciudadanos a ritmo de sondeos).
Alberto Núñez Feijóo puede convertirse en su cuarta víctima. El gallego ha perdido en Madrid los galones que lucía en su tierra, defraudó en las elecciones generales y ahora intenta de deshacerse del tutelaje que le impone Díaz Ayuso.
El líder de la oposición pretende dejar de seguir perdiendo votos en el flanco derecho contra Vox y no descuidar el centro. Pese a lo cual, la historia juega a su favor: Aznar y Rajoy fueron presidentes a la tercera y su peso interno en el PP ha crecido en los últimos tiempos.
3- Frentes judiciales y reequilibrio mediático
Los frentes judiciales que afectan a su hermano (David Azagra), mujer (Begoña Gómez), ex número 2 en el PSOE (José Luis Ábalos) y Fiscal General del Estado (Álvaro García Ortiz) provocan una moderada cefalea en Sánchez, que teme más el ruido mediático que las posibles condenas.
La intrépida performance realizada por Sánchez en abril de 2024, con aquellos 5 días de amago de adiós, colocó al PSOE en modo ‘antilafware’ y amortiguaría su responsabilidad social ante posibles condenas.
El presidente ha proseguido el camino iniciado por Podemos, que sin la ayuda del PSOE denunció hace unos años la derechización del sistema judicial y la cacería que sufren las izquierdas en la mayoría de medios de comunicación.
El excesivo control de RTVE y el asalto a la sala de máquinas de Prisa evidencian el interés de Sánchez por intentar equilibrar el conservador ecosistema mediático español a través de jugadas poco decorosas.
4- Comunidad Valenciana, Comunidad de Madrid y Andalucía
La nefasta gestión realizada por Carlos Mazón de la crisis de la dana han llevado al PSOE a soñar con recuperar el poder en la Comunidad Valenciana en 2027. Los socialistas también esperan mejorar resultados en Andalucía, donde prevén interrrumpir la terrible tendencia arrastran con María Jesús Montero, o la Comunidad de Madrid, con Óscar López ha aparcado el discurso buenista y socioliberal de Juan Lobato para pasar al ataque con los protocolos de la vergüenza o los delitos fiscales del novio de Díaz Ayuso, Alberto González Amador.
El PSOE también espera mejorar resultados en Castilla y León (con el práctico Carlos Martínez como nuevo líder) y Aragón (de la mano de Pilar Alegría, que va a borrar el ‘lambanismo’). Y pretende rentabilizar la llamada ‘normalización’ (o españolización silenciosa) de Cataluña gracias al president Salvador Illa, feliz con el retorno de Criteria Caixa y Fundación La Caixa a Barcelona.
5- Las cosas del comer: Vivienda, economía y políticas sociales
Sánchez ha tomado medidas para intentar aplacar la mayor preocupación para los españoles, que es el acceso de la ciudadanía a la vivienda. Pese a lo cual, el presidente del Gobierno es consciente que casi cualquier herramienta supondrá un leve parche frente a una herida que, aun en caso de tomarse las decisiones adecuadas, tardará lustros en sanar.
Más tranquilizadora es la situación de la macroeconomía española, que ha destrozado todos los catastrofistas pronósticos neoliberales. Al llamado ‘Gobierno socialcomunista’ le salen las cuentas, pese a que la deuda no deja de crecer, y gracias a ello sigue subiendo el Salario Mínimo Interprofesional (que no ha destruido los cientos de miles de empleos que pronosticaba la escuela neocon radicada en Madrid).
Las medidas sociales del Gobierno, que son aplaudidas incluso por buena parte de los votantes de PP y Vox, completan el triángulo de las cosas del comer.
6- Óscar Puente, el gestor
La Moncloa quiere hablar de gestión y la cara en estas lides es Óscar Puente, que está suavizando su controvertida imagen con la labor que está realizando al frente del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible.
El exalcalde de Valladolid, frenético tuitero, defensor de servicios públicos como Renfe, amable entrevistado de youtubers juveniles, visitador del palco de Florentino Pérez, ídolo de la militancia socialista y posible sustituto en un futuro de Sánchez, se ha convertido en elemento clave para el bloque socialista del Gobierno.
7- Jaque a la reina para resucitar a Unidas Podemos
Sánchez sabe que para tener alguna posibilidad de repetir milagro en 2027 necesita que las izquierdas se reunifiquen y para ello ha presionado a Yolanda Díaz a lanzar cantos de sirena a Podemos pese a que vetó a Irene Montero de las listas de 2023, les dejó sin un solo ministerio ni portavocía en el Congreso, y se congració con los mismos grupos mediáticos que han practicado la guerra sucia contra el partido al que le debía su Ministerio.
La Moncloa es consciente que Podemos no sufre las necesidades de 2023, tras las europeas ha logrado tener una percepción de viabilidad (y de supervivencia), por lo cual serán los de Ione Belarra los que podrían tener la fuerza negociadora.
Pese a su arduo y eficaz trabajo al frente del Ministerio de Trabajo, Díaz es considerada un cadáver político en los aledaños del PSOE por su incapacidad para liderar el espacio de Sumar (y para condicionar la acción del Gobierno, que se mueve en torno a las pulsiones de los socialistas, Junts per Catalunya, Podemos y los nacionalismos vascos).
El PSOE cree que el mayor activo del espacio es Irene Montero, a la que quizá le crezcan las ganas de aceptar el encargo si la camarilla de Díaz se hace a un lado y Podemos vuelve a ejercer de motor de la coalición postcomunista, en lenguaje de Iván Redondo.
Unidas Podemos sigue viva en algunos parlamentos y municipios, y para algunas voces sigue enarbolando mejor que nadie las banderas del feminismo (pese al caso Monedero), el 15M y las conquistas sociales. Esta coalición, con sus luces y sombras, logró romper el techo de la izquierda transformadora al entrar en el Gobierno por primera vez en 80 años.
El único escollo para llevar a cabo esta dificultosa boda entre Podemos, Izquierda Unida y los Comunes son la camarilla de Díaz y el tándem antipablista compuesto por Más Madrid y Compromís.