Con la Semana Santa a la vuelta de la esquina, la mente empieza a divagar, soñando con unos días de descanso y desconexión. El problema, como suele ocurrir, es el bolsillo. Planificar unas escapadas que no dejen la cuenta bancaria temblando se convierte, a veces, en una misión imposible. Sin embargo, existen destinos que, sin renunciar a la belleza y el encanto, ofrecen la posibilidad de disfrutar de unas vacaciones inolvidables a precios asequibles.
Praga, Budapest y Menorca son tres ejemplos de ello. Estas tres joyas europeas (y una nacional) ofrecen paisajes de ensueño, una rica historia y cultura, y una gastronomía deliciosa, todo ello sin necesidad de gastar una fortuna. Si buscas unas escapadas que te permitan desconectar de la rutina, sumergirte en nuevas culturas y crear recuerdos imborrables, sigue leyendo. Estas tres opciones te sorprenderán.
1PRAGA, LA CIUDAD DE LAS CIEN TORRES A PRECIO DE GANGA
Praga, la capital de la República Checa, es una ciudad que parece sacada de un cuento de hadas. Su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un laberinto de calles empedradas, iglesias góticas, palacios barrocos y, por supuesto, torres, muchas torres. Pasear por el Puente de Carlos, visitar el Castillo de Praga, perderse por el Barrio Judío o disfrutar de un crucero por el río Moldava son solo algunas de las actividades que puedes realizar en esta ciudad mágica.
Una de las principales ventajas de Praga es su precio. En comparación con otras capitales europeas, Praga es una ciudad bastante asequible, tanto en alojamiento como en comida y transporte. Puedes encontrar hoteles y hostales a precios muy razonables, y comer en restaurantes tradicionales checos por mucho menos de lo que te costaría en España. Además, la cerveza checa es famosa por su calidad y su bajo precio, así que no puedes marcharte de Praga sin probarla.
Para ahorrar aún más en tu escapada a Praga, te recomiendo visitar la ciudad fuera de temporada alta. Evita los meses de verano y los fines de semana largos, y opta por viajar en primavera u otoño. En estas épocas del año, el clima es agradable, los precios son más bajos y hay menos turistas. Además, puedes aprovechar para visitar los mercados navideños de Praga, que son famosos en toda Europa.