En la búsqueda de un nuevo empleo, la entrevista de trabajo se erige como la prueba de fuego, el momento crucial en el que los candidatos tienen la oportunidad de demostrar su valía y convencer a los reclutadores de que son la mejor opción para el puesto. Sin embargo, la presión del momento y el temor a no responder correctamente pueden jugar en contra de los aspirantes, especialmente cuando se enfrentan a preguntas inesperadas o difíciles.
Si bien cada entrevista es única y personalizada, existen ciertas preguntas que son recurrentes y que suelen aparecer en la mayoría de los procesos de selección, estas preguntas, aparentemente sencillas, pueden esconder trampas y revelar aspectos importantes de la personalidad, las habilidades y las expectativas del candidato. Por eso, es fundamental prepararse a conciencia y saber qué decir para causar una buena impresión y aumentar las posibilidades de éxito.
1PREGUNTAS CLAVE: LAS TRES PRUEBAS DE FUEGO EN TODA ENTREVISTA
Existen tres preguntas que, por su frecuencia y su capacidad para obtener información valiosa sobre el candidato, se han convertido en clásicos de las entrevistas de trabajo: «¿Háblame de ti?», «¿Cuáles son tus mayores fortalezas y debilidades?» y «¿Por qué quieres trabajar en esta empresa?». Estas preguntas, aunque puedan parecer simples, requieren de una respuesta bien pensada y estructurada para demostrar que eres el candidato ideal.
La primera pregunta, «¿Háblame de ti?», es una oportunidad para presentarte de forma concisa y atractiva, destacando aquellos aspectos de tu trayectoria profesional y personal que son relevantes para el puesto al que aspiras. Evita divagar o contar detalles irrelevantes, y enfócate en aquellos logros y experiencias que demuestren tus habilidades y tu potencial.
La segunda pregunta, «¿Cuáles son tus mayores fortalezas y debilidades?», es una prueba de autoconocimiento y sinceridad, debes ser capaz de identificar tus puntos fuertes y tus áreas de mejora, y de explicar cómo los has utilizado o cómo estás trabajando para superarlos. Evita caer en la falsa modestia o en la autocrítica excesiva, y trata de presentar tus debilidades como oportunidades de crecimiento.
