El escándalo del CECOPI en la peor DANA del siglo, ocurrida el 29 de octubre de 2024, no cesa. A la falta de presencia de personas de peso, como la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, que solo se conectó por vía telemática y no apareció por la zona de Bétera hasta el día siguiente, se suma ahora la falta de actas y grabaciones de las reuniones, una de ellas de doce horas de duración. El Ministerio de la Transición Ecológica, en manos de la ahora comisaria europea Teresa Ribera, elevó la alerta por la posible rotura de Forata a «escenario 2», pero no miró por el barranco del Poyo, a pesar de ser de su competencia.
La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Catarroja preguntó al CECOPI, el centro de emergencias y protección de civil coordinado por la Generalitat, el Gobierno, la AEMET, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y Emergencias, entre otros organismos, las actas de las reuniones y las grabaciones.
La respuesta de la Agencia de Seguridad de Valencia ha sido clara: «No se levantan actas ni se graban sus sesiones es por ello que no consta soporte documental alguno al respecto». La razón es que «no es un órgano colegiado a los efectos de la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público».
La explicación sorprende porque varios medios de comunicación afirman no solo la existencia de las actas, sino que las poseen, como afirmó El Diario tan solo tres días después en una de sus informaciones sobre la peor DANA del siglo y posteriores riadas en zonas donde no llovía. En concreto, según la información publicada, se llegó a decir que «1.900 personas estaban denunciadas como desaparecidas», una información que ahora carecía de respaldo al no existir ningún tipo de soporte documental.
El organismo de la Generalitat ha identificado tan solo una reunión en Webex, la plataforma para poder realizar videollamadas. Aquella conexión se creó a las 16.32 horas y no comenzó hasta cinco minutos después, a las 16.37 horas. Para entonces, el 112 recibió 10.248 llamadas, el 51% del total de las registradas aquel fatídico 29 de octubre.
NI UN ACTA TRAS 12 HORAS DE REUNIÓN
La Agencia de Seguridad Valenciana organizó la reunión, bajo el título ‘Coordinación emergencia inundaciones‘ y la dejó abierta a todos los participantes. El primer participante se conectó a las 16.37 horas. Este primer participante, no identificado, accedió a la sala virtual antes que el organizador. La reunión tuvo lugar hasta las 04.19 horas del 30 de octubre, momento en el que se cerró y tan solo estaban conectados siete usuarios.
«A lo largo de la reunión del CECOPI, la CHJ comunicó que no se podía garantizar la estabilidad de la presa (de Forata) y que corría riesgo de pasar a situación 3». Este nivel de emergencia es el riesgo máximo e inminente colapso de la infraestructura crítica en menos de tres horas. La comunicación se realizó en la reunión del CECOPI, sobre las 17.00 horas, pero no fue hasta las 18.05 horas cuando se realizó la comunicación oficial y por escrito por parte de la CHJ, presidida por el desaparecido Miguel Polo, al Centro de Coordinación de Emergencias y otras entidades. En aquella comunicación se declaró el nivel 2 en la presa de Forata.
«Se indicaba textualmente que la presa iba a alcanzar en el periodo de las 13.00 horas siguientes el nivel de avenida extrema, lo que implicaba vertidos por coronación significativos», explica el CECOPI en su respuesta a la titular del Juzgado de Instrucción de Catarroja. Tal y como apuntó Moncloa.com, Forata tuvo que desaguar a la máxima capacidad, es decir, 1.100 m3/h, el máximo caudal admitido por la infraestructura crítica.
Todos los ojos estaban puestos allí debido a los aportes de más de 2.000 m3/h que entraban en el embalse. No obstante, nadie miró a los barrancos del este de Valencia, ni tampoco a la presa de Buseo, dañada y desbordada en muy poco tiempo.
«Ante este aviso el Centro de Coordinación de Emergencias de la GVA, procedió a comunicar mediante el informe masivo de FAX a los municipios afectados el aviso de riesgo en la Comunitat Valenciana de emergencia por activación del plan de presa a las 18.10 horas», comunica el organismo a la juez. Para esa hora, el 112 recibió 14.125 llamadas, el 71% del total.
Justo a las 18.00 horas, mientras el CECOPI andaba preocupado por la presa de Forata y mandó un total de medio centenar de faxes y mails, la mayoría de las 224 víctimas mortales perecía en la zona del barranco del Poyo, desde Chiva a Benetúser. La peor parte se llevó Paiporta, como también el barrio de La Torre y Sedaví, pero en todos los municipios a lo largo del barranco se registraron fallecidos. Para esa hora, las estaciones de tren y metro estaban anegadas o directamente las vías y puentes ferroviarios desaparecieron, como ocurrió con carreteras y pasos elevados.
PILAR BERNABÉ NO ESTUVO AL TANTO: UNA PARTE DE LA REUNIÓN FUE PRESENCIAL
Mientras tanto, el centro de emergencias afirma que «la reunión se realizó de manera telemática y presencial simultáneamente habiendo un momento concreto en el que lo que se produjo fue un periodo de trabajo exclusivamente presencial», afirma la respuesta a la juez. Carlos Mazón no llegó hasta las 20.28 horas a aquel encuentro, mientras que la alerta se había emitido a toda la población a las 20.11 horas, tal y como publicó este diario. Ni antes ni después.
Es decir, en el CECOPI no estaban ni la AEMET, ni la CHJ, ni la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, ni el presidente de la Generalitat a la hora de emitirse el mensaje, recibido por una población inunda y bajo dos metros de agua, y en algunas zonas hasta 2,5 metros, tal y como muestran las marcas de agua dejadas.
«En dicho periodo se valoró por los técnicos presentes en el CECOPI las posibilidades de comunicación a través de los medios masivos a la población, tal y como marca el Plan Especial frente al Riesgo de Inundaciones de la Comunitat Valenciana», indica la Agencia de Seguridad de Valencia. No se explica en esas 12 páginas, a las que ha tenido acceso MONCLOA.com, por qué se tardó tiempo y si la alerta debió enviarse al mismo tiempo en el que comenzó la reunión de los principales responsables de emergencias y vigilancia de Valencia.
La normativa vigente entonces estipula que «Los sistemas de avisos a la población tienen por finalidad alertar a la población e infomarla sobre la actuación más conveniente en cada caso y sobre la aplicación de las medidas de protección antes enunciadas: autoprotección, confinamiento, alejamiento y evacuación». «En un primer nivel, los avisos a la población se efectuarán mediante los sistemas de megafonía, con los que se podrá informar a la población de las medidas de protección de aplicación inminente», apunta.
No obstante, no existe tal sistema para las zonas inundadas en el barranco del Poyo, tampoco hay un sistema de sirenas coordinado. El plan quedaba así obsoleto sin posibilidad de alertar a la población con estos sistemas, ni menos obligar a patrullar a los agentes de la Policía Municipal de los pueblos dado que en algunos de ellos era prácticamente imposible mover un coche de un sitio a otro con todas las calles inundadas.
La riada del barranco del Poyo fue tan rápida que tardó solo media hora desde Chiva a Paiporta. A los pocos minutos de llegar a L’Horta Sud de Valencia, el desbordamiento fue de apenas unos minutos, tal y como muestran los vídeos subidos a las redes sociales aquel día.
La preocupación por la presa de Forata era máxima dados los antecedentes, como la conocida ‘pantanada de Tous’ de 1982. Aquel año la presa reventó y desbordó todos los municipios hasta el final del cauce. Más de 30 muertos y cuantiosos daños materiales fueron los números de aquel día, personas con nombres y apellidos.
LA CHJ Y SUS AVISOS SOLO POR MAIL
No obstante, a pesar de las alertas de la CHJ sobre la crecida del barranco del Poyo, todos los ojos miraban a Forata. Especialmente, a partir de las 15.00 horas. Para entonces, las vías férreas estaban ya cortadas, según los mensajes de Adif y Renfe, que no concretaron los motivos. No obstante, en aquellas horas no solo se habían destruido kilómetros de vías, sino que algunos puentes desaparecieron por la fuerza del agua, especialmente en la C-3 de Cercanías, la vía que une Chiva y Cheste con Valencia.
Asimismo, en la presa de Buseo, dependiente de la Generalitat y vigilada por la CHJ, el agua desbordó por los extremos, destrozando el desagüe de evacuación. Las laderas dañaron parte de la estructura, pero al ser una presa de gravedad se impide su rotura. De hecho, es prácticamente imposible que el agua salga internamente por la estructura y el diseño. Es una presa relativamente pequeña, de apenas 8 Hm3, cuatro veces menos que Forata, con una capacidad cercana a los 37 Hm3. Toda la zona de Sot de Chera fue evacuada, mientras que Forata abrió compuertas sin aviso previo ni alertas ni sirenas.
El escenario 2 de Forata se avisó a todos los reunidos en el CECOPI, pero no hubo alarma a la población en general. Eso sí, se mandaron avisos a todos los municipios del cauce a las 18.13 horas, cuando el agua inundaba ya garajes y arrastró miles de coches en carreteras y municipios hasta la zona de la Albufera.
Benetúser fue una de las zonas más castigadas debido a que recibió parte de agua de Forata y otra parte del barranco del Poyo. Los dos extremos del pueblo estaban completamente anegados debido a que la AP-7 hizo de presa, encauzando agua de los canales y del trasvase Júcar-Segura, una conexión entre el río Magro y el Turia, un vínculo mortal para quien estuviera en los 78 municipios afectados.
TERESA RIBERA ELEVÓ LA ALERTA DE FORATA A NIVEL 2
Una vez decretado el desembalse de Forata, a las 18.13 horas, se desató aún más la tragedia. La activación del nivel de emergencia 2, solo utilizado con carácter excepcional ante el riesgo de avería grave o rotura de la presa, no se podía asegurar con certeza que pueda ser controlado mediante la aplicación de las medidas y medios disponibles, según explica el organismo de emergencias de Valencia.
Entre los más de cincuenta mails enviados y faxes por el CECOPI hubo hasta tres fallos de comunicación: Yátoba, Fortaleny y Montserrat, según la comunicación remitida a la jueza. El Ministerio de la Transición Ecológica, en manos de Teresa Ribera, ausente en el CECOPI y en Valencia, puso en el foco por el riesgo de rotura de la presa de Forata.
Por ello, eran necesarias «evacuaciones preventivas de la población potencialmente afectada», pero solo se hizo en los primeros municipios. Asimismo, estuvo prohibida cualquier actividad en los ríos y en las zonas «previsiblemente inundables». La zona de L’Horta Sud es inundable, pero apenas llovía cuando se registró la riada mortal.
Asimismo, se establece que tanto la policía local como «los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado realizarán cortes y control de tráfico, así como la retirada de vehículos que puedan estar afectados por donde transcurre la avenida del agua».
«Se exige coordinación de recursos locales y externos para la toma de medidas de protección a la población, especialmente la de alejamiento, evacuación, albergur y provisiones en caso necesario». La ayuda del Gobierno llegó cinco días después de la devastación, con una frase que quedará para la historia y pronunciada por Pedro Sánchez: «El Gobierno central está listo para ayudar, si necesitan más recursos que los pida». 224 personas no lo podrán hacer ni tampoco tres desaparecidos.