jueves, 6 marzo 2025

La telefobia se apodera de la Generación Z y esta es la causa de su aversión

La era digital ha transformado nuestras vidas de formas que ni siquiera imaginábamos hace unas décadas. La Generación Z, compuesta por aquellos nacidos entre mediados de los 90 y principios de 2010, ha crecido inmersa en un entorno tecnológico que ha cambiado la manera en que se comunican y se relacionan con el mundo. Una de las manifestaciones más curiosas de esta transformación es la telefobia, un fenómeno social que se traduce en un rechazo o aversión hacia las llamadas telefónicas. Aunque podría parecer un simple rasgo de comportamiento, la telefobia tiene raíces más profundas que merecen ser exploradas.

La naturaleza misma de la telefobia responde a una creencia instalada en la mente de muchos jóvenes de esta generación: la noción de que recibir una llamada telefónica casi siempre implica malas noticias. Este miedo a lo inesperado se ha intensificado en un contexto donde la inmediatez y la comunicación digital predominan. Las interacciones a través de mensajes de texto y aplicaciones se perciben como más seguras y confortables, proporcionando un escudo que les protege de la ansiedad inherente a las conversaciones telefónicas. Así, la telefobia se erige no solo como una barrera a la comunicación, sino también como un reflejo de las complejidades emocionales de la juventud contemporánea.

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LA EXPECTATIVA DE MALAS NOTICIAS

Fuente propia/IA

Uno de los factores que intensifican la telefobia es la percepción de que las llamadas suelen implicar malas noticias. Esta creencia se ve alimentada por la exposición constante a contenidos negativos, tanto en las redes sociales como en los medios de comunicación tradicionales. La narrativa predominante en la actualidad tiende a enfatizar lo negativo, lo que crea una sensación de alerta constante y de expectativa de que algo malo está por suceder. Al estar tan conectados a la información, los jóvenes comienzan a asociar cualquier llamada con situaciones desagradables o sorpresas indeseables.

La ansiedad puede intensificarse aún más por el fenómeno del «ghosting,» que se ha vuelto habitual entre los jóvenes. Este comportamiento se manifiesta cuando una persona desaparece sin previo aviso de una conversación o relación. Este miedo a que una llamada pueda ser un aviso de que alguien está a punto de alejarse o de que trae malas noticias puede ser abrumador. La mezcla de realidades negativas con un entorno comunicativo que premia la inmediatez, lleva a la creación de un círculo vicioso que perpetúa la telefobia.

Es esencial abordar esta problemática mediante enfoques de comunicación más positivos y abiertos. Cuando se enseñan habilidades de comunicación asertiva, se pueden transformar las expectativas de las interacciones telefónicas. La práctica de abordar las llamadas con una actitud de curiosidad y aceptación, en lugar de temor, puede cambiar radicalmente la forma en que los jóvenes perciben estas experiencias. Así, se les proporcionan herramientas para gestionar el desasosiego que puede asociarse con las llamadas.