miércoles, 19 marzo 2025

La OCU aclara el debate: ¿los yogures caducan o se pueden comer después?

El consumo de productos lácteos, especialmente de yogures, es parte fundamental de la dieta de muchas personas en nuestro país. Sin embargo, la confusión acerca de sus fechas de caducidad y consumo preferente puede llevar a muchos a desechar productos perfectamente comestibles. La cuestión de si realmente los yogures caducan se convierte en un tema de interés no solo para quienes buscan maximizar su economía al hacer la compra, sino también para los que están comprometidos con evitar el desperdicio de alimentos. En este sentido, el debate sobre la fecha de caducidad vs. la fecha de consumo preferente cobra especial relevancia en la actualidad.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha arrojado luz sobre esta incertidumbre, proporcionando información valiosa que ayuda a esclarecer la diferencia entre ambos conceptos. En muchas ocasiones, los yogures pueden ser consumidos más allá de su fecha de consumo preferente, siempre que se hayan conservado adecuadamente y no presenten signos de deterioro. Conocer la verdadera naturaleza de estos productos lácteos puede influir significativamente en nuestras decisiones de compra y consumo, al tiempo que contribuye a un estilo de vida más sostenible.

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SEÑALES DE QUE UN YOGUR HA SUPERADO SU PREFERENCIA

Fuente: Freepil

La OCU ha señalado que, si bien los yogures pueden ser seguros para el consumo más allá de su fecha de preferencia, es necesario estar atentos a algunas señales que indican que efectivamente el producto puede no estar en su mejor estado. La presencia de suero en la superficie es una de las señales más comunes que se pueden observar en yogures que han superado esta fecha. Este fenómeno se debe al proceso natural de separación del suero de la parte sólida del yogur, y no implica necesariamente que el producto esté en mal estado.

Otra indicación a tener en cuenta es el olor del yogur. Un yogur que ha comenzado a estropearse puede presentar un olor ácido o desagradable, algo que no debería ser habitual en un producto en buen estado. Como regla general, si el yogur sigue oliendo fresco y no presenta sabores extraños, se puede considerar seguro su consumo, aun después de la fecha indicada. La observación de cambios sutiles en su aspecto también es crucial.

Si el yogur presenta un color anómalo, moho visible o un sabor marcadamente diferente, es mejor optar por la seguridad y descartarlo. Al final del día, nuestro sentido común y nuestras percepciones sobre el producto son aliados valiosos en el proceso de decisión, y permiten hacer un buen uso de los yogures que tenemos en la nevera.