Madre mía, ¿quién iba a decir que algo tan cotidiano como guardar ciertos alimentos en la nevera podría acarrear problemas? Pues sí, resulta que la costumbre de meterlo todo en el frigorífico, como si fuera un cajón de sastre, no siempre es la mejor idea. Y es que hay algunos, como los ajos, las cebollas y las patatas, que directamente se ponen peor dentro que fuera.
La refrigeración, ese gran invento del siglo XX, puede alterar las propiedades de algunos productos. Parece una contradicción, porque se supone que el frío conserva, pero la realidad es que con estos tres ingredientes, la nevera se convierte más bien en una enemiga. Así es, los efectos en sabor, textura y hasta en seguridad alimentaria son notables.
1¿QUÉ LES PASA A LOS AJOS EN LA NEVERA?
Vamos a empezar con los ajos, esos pequeños pero matones que no faltan en ninguna cocina española que se precie. A ver, todos sabemos que el ajo es un ingrediente esencial en la gastronomía, no vamos a descubrir ahora la sopa de ajo. El problema reside en el tema de como se conserva, porque es más delicado de lo que parece.
Pues bien, resulta que meterlos en la nevera es un error de principiante. ¿La razón? El frío y la humedad hacen que los dientes de ajo germinen, es decir, que les salga un brote verde en el centro. Este brote no es tóxico, pero sí que es bastante amargo.
Además, la nevera propicia que el ajo se ponga gomoso y le salga moho, sobre todo si está dentro de una bolsa de plástico. Total, que en vez de tener un ingrediente listo para usar, acabamos con un ajo pocho, con un sabor extraño y una textura nada agradable. Asi que, desde ya, desterremos la idea de guardarlos refrigerados.
La cosa cambia mucho si los ajos se conservan a temperatura ambiente, en un lugar fresco y seco. De este modo, evitaremos la germinación prematura, la aparición de moho y la pérdida de sabor. Y es que mantener el sabor original es lo mas buscado por los cocineros y cocineras.
