La Dirección General de Tráfico (DGT) ha vuelto a poner el foco en uno de los temas más recurrentes y, a la vez, más confusos para muchos conductores: ¿cuántas cervezas puedes beber sin dar positivo en un control de alcoholemia? Aunque la respuesta puede variar según factores como el peso corporal, el metabolismo o el tiempo transcurrido desde la ingesta, la DGT ha establecido límites claros que deben respetarse para evitar sanciones. Estos límites son 0,10 mg/l en aire espirado y 0,2 g/l en sangre, umbrales que representan la cantidad máxima permitida para conductores noveles, profesionales y aquellos que se someten a controles aleatorios.
Lo importante aquí no es solo conocer estos valores, sino entender cómo funcionan en la práctica y qué implicaciones tienen para tu seguridad y la de los demás. Además, es fundamental recordar que incluso pequeñas cantidades de alcohol pueden afectar tus reflejos, tu capacidad de reacción y tu juicio, lo que aumenta considerablemente el riesgo de accidentes. A continuación, desglosamos todo lo que necesitas saber sobre estos límites, su interpretación y las recomendaciones clave para conducir con responsabilidad
2¿Cuántas cervezas equivalen a esos límites?
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Aunque la DGT insiste en que «no hay una cantidad segura de alcohol para conducir», podemos hacer estimaciones generales basadas en un adulto promedio. Es importante tener en cuenta que estas cifras varían según el peso, el género, la tolerancia individual y otros factores. Sin embargo, aquí tienes una aproximación:
- Una caña de cerveza (200 ml, 4-5% de alcohol): Contiene alrededor de 16-20 gramos de alcohol puro. Para una persona de 70 kg, esta cantidad podría acercarte al límite de 0,10 mg/l en aire espirado si no has comido previamente.
- Dos cañas de cerveza: Probablemente superarán el límite de 0,2 g/l en sangre, especialmente si las consumes en poco tiempo o con el estómago vacío.
En términos prácticos, una sola cerveza podría ser suficiente para que algunos conductores den positivo, dependiendo de las circunstancias. Por eso, la recomendación de la DGT es clara: si vas a conducir, no bebas alcohol.